Un poco de cintura

No es el mejor momento para cruzarse con el Barcelona: tras sumar sólo tres victorias en sus últimos 15 partidos de Liga, la Real está obligada a reaccionar ante un equipo que llega intratable a Anoeta. La errática trayectoria en el torneo de la regularidad y la eliminación copera a manos del Lleida es la parte tangible de la crisis, pero la intangible quizá sea más preocupante. Los elementos decisivos no están carburando en las últimas semanas y el técnico tiene al equipo encallado en un esquema que ha dejado de ser efectivo y del que ha hecho rehén a su grupo, sin contemplar una sola alternativa. Ahondar en una fórmula que ya conoce hasta el staff técnico del Vikingur de Reijkavijk no se está revelando como la tabla de salvación que necesita este equipo para recuperar el pulso. La situación exige un golpe de timón, huir del sectarismo táctico y explorar nuevas maneras de ser competitivo que puedan permitir a la Real sorprender al rival. Eusebio, en una situación de emergencia, cuando accedió al cargo, tuvo cintura para ubicar a Diego Reyes junto a Illarramendi y para jugar más parapetado y buscando el contragolpe en encuentros como los que ganó en Cornellà (0-5) o San Mamés (0-1). Quizá la situación actual aconseje salirse del guión habitual, aunque sea sólo en momentos puntuales de los encuentros, ya que cuesta digerir que se escapen los partidos sin siquiera colgar cuatro pelotazos al área rival en busca de la heroica. Eusebio tiene por delante un mes de enero complejo del que puede salir muy tocado si se enroca en su fórmula y no encuentra los resultados. Si este técnico no es capaz de cambiar algo para modificar el rumbo, no resulta descabellado pensar que lo que hay que cambiar es el entrenador