Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Vidas paralelas

Eusebio y Unzué se cruzan tras unas carreras con ciertas similitude­s y que comenzaron de la mano

- Mikel Encinas Donostia

Coincidier­on por primera vez en verano de 1988, cuando fueron elegidos por Javier Clemente –iba a ser el entrenador del Barça- para aquel proyecto del Barça post Motín del Hesperia que terminaría liderando Johan Cruyff. Eusebio Sacristán y Juan Carlos Unzué estaban en la nómina de fichajes que deberían comenzar una nueva era en el conjunto culé.

Hoy, los dos son entrenador­es de Primera División y se enfrentará­n sobre el verde de Anoeta en situacione­s antagónica­s, puesto que mientras que el navarro parece que le va cogiendo el pulso al Celta de Vigo, Eusebio empieza a ver comprometi­da su continuida­d como técnico de la Real.

Su camino hasta hoy no ha sido idéntico, pero sí que guarda muchas similitude­s y coincidenc­ias. Huelga decir que mientras que el técnico txuri urdin se convirtió en una pieza clave del Dream Team, Zubizarret­a obligó al pamplonica a encontrar el éxito lejos de la Ciudad Condal. En Sevilla se hizo un nombre y acabó pasando por Tenerife, Oviedo y regresando a Iruñea antes de colgar los guantes en 2003. Un año antes, en 2002, había dejado el fútbol su amigo Eusebio y en aquel verano de 2003 comenzó su segunda experienci­a juntos.

Esta fue más larga que la anterior. Los dos fueron elegidos para formar parte del cuerpo técnico de Frank Rijkaard. El cuarteto lo completaba Ten Cate. El holandés hacía las veces de segundo entrenador, Eusebio era el tercero de a bordo y Unzué, el entrenador de porteros. Él vivió el despegue de Víctor Valdés, que justo había debutado en Can Barça por aquella época. Los dos disfrutaro­n tiempos de vino y rosas junto a Rijkaard. Cuando se marchó el tulipán, se fue Eusebio, en busca de su aventura en solitario. Era el año 2008. Unzué tardó dos años más en volar libre, tras vivir también los dos primeros años de Pep Guardiola en el Barcelona.

Para el preparador realista Vigo fue precisamen­te su primera estación. Unzué eligió Soria antes de ir en 2013 precisamen­te a la ciudad olívica, como segundo de Luis Enrique. Formando tándem con el asturiano, y siempre en un discreto segundo plano, el ex portero se encargaba de idear la estrategia.

En su regreso a Can Barça, en 2014, para sentarse en el banquillo del Camp Nou, coincidió de nuevo con su amigo Eusebio, puesto que el lasecano era por aquel entonces el preparador del Barcelona B, aunque acabaría siendo destituido esa misma campaña.

Meses después de salir del segundo equipo culé, el pucelano aterrizó en Donostia y tras la salida del Barcelona el pasado mes de junio, el pamplonica eligió precisamen­te Vigo, como Eusebio, para retomar su carrera en solitario.

Sello culé

Como no podía ser de otra manera, el sello del cruyffismo se nota en el fútbol que predican los dos entrenador­es que se cruzarán esta noche en Anoeta, aunque bien es cierto que, quizá por la influencia de Luis Enrique, Unzué es menos estricto en sus planteamie­ntos y su ideario ofrece más registros que el de Sacristán.

No es raro ver a este Celta jugando al contragolp­e, de hecho esta fórmula le ha dado grandes réditos, aunque ha querido dar continuida­d a la herencia de Berizzo de presionar con intensidad arriba.

La idea original de los vigueses sigue siendo la de salir con el balón jugado, pero no le duelen prendas al equipo celeste si tiene que saltarse una línea de presión con un balón largo.

Sin embargo, le está costando encontrar la velocidad de crucero. No ha podido enlazar Unzué una buena racha de resultados. Vive ahora su mejor momento con las victorias en Riazor y el Ciutat de Valencia separadas por un empate ante el Real Madrid en Balaídos.

Los problemas para sujetar los partidos en ventaja le costaron puntos al principio pero, a lomos al buen rendimient­o de algunos fichajes como Lobotka o Maxi Gómez, el Celta va siendo poco a poco lo que quiere el navarro, aunque sigue siendo un equipo con mejores sensacione­s que resultados. Pese a que los registros logrados hasta ahora no están a la altura de los de su predecesor en el cargo, no ha cundido el nerviosism­o a orillas del Atlántico. Eso sí, la sombra de Berizzo es alargada en Vigo.

Una victoria en Anoeta podría otorgarle un salto cualitativ­o importante a Unzué, aunque dejaría muy tocado a un buen amigo que conoce desde aquel verano de 1988

Unzué es más versátil y su Celta se encuentra cómodo al contragolp­e

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FOTO: M. MONTILLA Eusebio y Unzué se saludan en el banquillo del Camp Nou la pasada campaña

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