Oídos sordos
La Real no puede echar por tierra estos diez últimos partidos. No tiene ningún derecho a hacerlo pese a que se ha quedado sin el principal objetivo deportivo con el que comenzó el campeonato, que no era otro que repetir clasificación europea. Mal harían los futbolistas en dejarse llevar. La afición txuri urdin, cansada, hastiada, desencantada, incluso enfadada, no lo permitiría. Difícilmente les perdonarán el rendimiento que han ofrecido hasta la fecha. El equipo ha estado muy lejos de las expectativas generadas a principio de temporada y eso que, desde muy pronto, se vio que había motivos para dudar. Dentro nadie se dio cuenta y en estas estamos, en tierra de nadie a falta de diez jornadas. Dos meses de competición que se pueden hacer ex- cesivamente largos, primero, para el propio entre- nador, que ayer se hizo el sueco cuando se le pre- guntó sobre su futuro. Eusebio sigue erre que erre, pensando en el día a día, mientras que sus superio- res ya han comenzado a mirar -más les vale- hacia el futuro, un horizonte en el que parece no tener ca- bida por mucho que haga oídos sordos a todas las informaciones que están apareciendo. Por cierto, que algo parecido está haciendo la Real con sus so- cios y las nuevas tarifas de Anoeta. Definitivamen- te, estamos perdiendo el Norte