ANOETA GRITA ‘¡BASTA YA!’
Despide a la Real con pañolada y gritos de “¡Loren, vete ya!” tras otra vergonzosa derrota ante el Getafe
Eusebio, que no va a seguir, deja fuera canteranos que sí siguen y necesitan jugar
Los goles de Djene y Ángel voltean el inicial de Willian José y aniquilan a un equipo con la moral por los suelos
Fue otra derrota, pero no una derrota más. Anoeta por fin explotó, gritó ‘¡Basta ya!’ y focalizó su ira contra uno de los ineludibles responsables de la situación: Lorenzo Juarros. Y esto debe traer consecuencias. Dejar que este proceso autodestructivo siga pudriéndose sin tomar medidas sería irresponsable. Ese aficionado que montó en cólera al final, que pidió la dimisión del director deportivo y despidió a los jugadores con una pañolada se había calado al entrar. Y es muy probable que tenga que pagar una ‘talegada’ más por su abono desde la próxima campaña. La derrota ante el Getafe en casa y la injustificable segunda parte en la que la Real fue un zombie que deambuló bajo el diluvio culminan una semana de tensión por la derrota ante el Espanyol y la subida de cuotas y constituyen una demostración más de que la temporada es sumamente decepcionante, un auténtico castigo para su gente. El ‘realzale’ ya no aguanta más.
Y es que es difícil de digerir ver cómo a la Real la derrota un equipo como el Getafe, que explota al máximo sus virtudes, pero que no necesitó nada para salir de Donostia con los tres puntos. Es exasperante la fragilidad anímica de un equipo ya de por sí bastante pusilánime, al que le flageló encajar un gol al filo del descanso y le aniquiló recibir otro nada más reanudarse el partido. Ya lo dijo Illarra al final: “No estamos bien mentalmente”. Es doloroso ser testigo de que no generen una sola ocasión de gol perdiendo en casa ante un recién ascendido que te ha ganado los seis puntos. Y de las seis remontadas en contra del curso. Seis partidos que la Real perdió
Ya nadie cree en Eusebio
cuando empezó ganando.
Es sangrante ver a un entrenador sentenciado, como Eusebio, con un modelo de juego agotado en el que ya no creen los jugadores, como se comprobó ayer. Un técnico que no va a estar el año que viene porque le van a echar y que deja fuera de la lista a jóvenes canteranos que sí van a continuar como Bautista, Aritz Elustondo y Kevin, que necesitan horas de vuelo, ya sin nada en juego. Su presencia en el banquillo ya no tiene sentido.
Es humillante que el director deportivo,lejosdeasumirelfracaso de una temporada en la que anunciaba títulos, se indigne cuando le zurran las críticas, que él además no percibe. Con las arcas llenas y un equipo hecho, ha permitido que la Real se haya convertido en un espantajo sin fútbol ni espíritu, al que ha dado la espalda su propia afición (17.000 espectadores ayer). Pero está tranquillo. Es eterno.
Es frustrante que ni los mejores futbolistas estén dando cierto nivel o ver la involución de pilares como Zurutuza, que es la metáfora de la Real, con su metamorfosis de un año a otro. Y comprobar que la única circunstancia que salva a la Real es que los tres de abajo quieren bajar. Que Europa está a cuatro triunfos. Cómo no va a estallar Anoeta. Tarde, quizá.
Buena entrada al partido
Eusebio, que sigue ocupando el banquillo aunque ya no creen en él ni los que mandan, introdujo dos cambios de hombre y otro de
posición con respecto al partido ante el Espanyol. Navas y Zurutuza entraron en el lugar de Llorente y Juanmi, mientras que Canales adelantó su zona de influencia hasta la línea de vanguardia.
La Real salió dispuesta a calmar pronto el enrarecido ambiente y a brindar una alegría a una afición un tanto devastada de malas noticias durante el curso y la semana. No sabían la que les esperaba. Oyarzabal probó a Guaita en el segundo 33 tras un envío largo de De la Bella y Willian José se topó con el palo en el 10’ de tiro raso. La trilogía de grandes ocasiones previas al gol se completó con un centro arqueado de Navas que Oyarzabal, sin portero, no supo rematar a gol. El cuero se le encasquilló entre las piernas.
Esta buena entrada al campo trajo como consecuencia lógica el tanto de Willian, decimotercero de la temporada, su mejor marca. Zubeldia, soberbio, cortó la contra con la cabeza, condujo hacia afuera y, desoyendo al segundo entrenador, pateó un centro perfecto hacia el brasileño, que cabeceó al primer palo.
El Getafe, intenso hasta la marrullería en sus acciones, comenzó a bombardear el área con su juego directo, pero no generó nada hasta que sacó el estoque del descabello en la última jugada antes del descanso. En un córner, Djene, al que no supieron marcar ni un bloqueado Zurutuza ni un despistado De la Bella, cabeceó solo a la escuadra. Demasiado castigo para una Real con la moral por los suelos. Antes, los minutos de lucidez firmados por Oyarzabal no se habían concretado en nada.
Desierto tras el descanso
Como corneados o heridos por arma blanca, los realistas salieron al segundo tiempo esperando un fatal desenlace que llegó con el golazo de Ángel por la escuadra. La perdió Willian tras un saque de banda, no llegó a tapar Navas y a Moyá sólo le faltó sacar el móvil y hacer una foto porque no llegaba.
Los minutos posteriores fueron devastadores. Un grupo de 11 ‘walking dead’ persiguiendo sombras bajo la lluvia y un Getafe que acarició el tercero en un balón rebotado de Moyá y en un fallo de Navas, corregido por Zubeldia.
Eusebio quiso girar el partido tarde con sus cambios y la Real, ya abucheada por su gente, también se demoró en buscar en largo el área a la desesperada. Dos lanzamientos de falta estrellados en la barrera por Januzaj fueron las únicas opciones.
Lo peor es que aún quedan nueve partidos, cuatro en Anoeta. La Real empieza a ser una tortura, aunque el final siempre pesa más el sentimiento.
Y no pasará nada..
Zurutuza es la metáfora de esta Real: qué metamorfosis de un año a otro