‘So lonely’
Anoeta registra su cuarta peor entrada de la temporada y, hastiada, termina gritando “¡Loren vete ya!”
Caían chuzos de punta y sonaba a todo volumen el ‘So lonely’ (Tan solitario) de ‘The Police’ cuando apenas restaban unos minutos para que diera comienzo el partido. Tormenta sin consecuencias teniendo en cuenta el chaparrón que hubo que negociar después, viendo a la Real hincar la rodilla por decimocuarta vez en lo que va de temporada. De la manera más desoladora, empapados en el agua que regaba Anoeta procedente de un cielo que llora viendo a esta Real.
Se han quedado solos, como cantó a los cuatro vientos Gordon Sumner (Sting) durante aquellos años de gloria en los que la banda inglesa se comía el Billboard. Se han quedado solos los que pretendieron hacer viable este proyecto futbolístico, no ya en vía muerta desde hace meses sino camino de la perdición. A fuerza de dejar avanzar este fantasmagórico tren hacia el infierno exponen al club a un final de temporada no ya desolador, sino destructivo para la entidad.
Poco queda por rescatar de una nave que ha hecho de la derrota una seña de identidad tan fiel que ni siquiera le sirve lo que en el fútbol moderno es casi garantía de victoria: adelantarse en el marcador. Por sexta vez perdió la ventaja la Real ante un Getafe vulgar en su propuesta, extremista en la supervivencia.
El proyecto, en vía muerta hace meses, es un tren fantasma hacia la perdición Arbitraje permisivo Hay que saber jugar como lo hace el Getafe, al borde del reglamento, pero Estrada Fernández contribuyó a que lo hicieran. Sólo queda Willian Se van cayendo como naipes todos los argumentos y sólo el brasileño queda en pie. Otro gol, van 13. Otro que no suma puntos.
Capaz de plantear los partidos como un duelo a vida o muerte en el que toda herramienta es válida. Presa fácil para esta Real desorientada, sin fe en lo que hace, con batería sólo hasta que las constantes vías de agua hacia su portería hacen que la realidad se imponga.
Hace semanas que la Real perdió el instinto de supervivencia, en las Antípodas del Getafe. Vaga por el campeonato. Un córner y una conducción en la frontal les bastó a los madrileños para ganar. Eso y desquiciar a una Real de por sí desquiciada hace jornadas. Nadie hace nada para evitarlo.
Se han quedado solos los que creyeron que había luz al final del túnel, los que hicieron caso omiso a las señales. Por si no les fuera suficiente ver que con 17.504 asistentes, que la Real jugó ayer arropada por la cuarta menor muchedumbre de la campaña, los pocos que acudieron lo verbalizaron. Eran pocos pero lo gritaron claro. No aguantan más. “¡Fuera, fuera!” y “¡Loren vete ya!”. Primero al encajar el 1-2. Después al final del partido, cuando toda la impotencia que es capaz de generar este equipo se acumuló para ver caer de bruces a la Real ante un recién ascendido. Es posible que, otra vez, hagan como que no escuchan nada.
Se han quedado solos pero está en sus manos empezar a reconstruir lo que haya que reconstruir. La Real está hecha trizas e insistiendo por este camino sólo existe el riesgo de destruir un poco más el equipo, el club y, lo más importante, el vínculo con su gente. Sería interesante que alguien ahí dentro entendiera que lo que haya que empezar a construir, hay que hacerlo ya. Para evitar quedarse más solos todavía