Comienza la reconstrucción
Después de muchos lunes y domingos anodinos, con esa sensación de vivir en el día de la marmota, la derrota contra el Getafe desató ayer la mayor tormenta de la historia reciente de la Real. Ante la descompuesta imagen que ofreció el equipo en Anoeta, que implícitamente afecta a la institución, cabía la posibilidad de mirar hacia otro lado o empezar la reconstrucción. Se eligió esta segunda vía. La más cabal, ya que no hay tiempo que perder y mucho por hacer. La Real ha retrocedido muchísimo respecto al punto al que llegó hace menos de un año y tiene los recursos y la obligación para exigirle estar mucho más cerca de dónde estaba en Vigo en mayo de 2018. Se ha tardado demasiado tiempo en tomar una decisión radical como la que se adoptó ayer y, precisamente por eso, porque se ha dejado caer demasiado al equipo, hasta dejarlo hecho unos zorros, la reconstrucción sólo podía arrancar desde un giro total a lo que se estaba haciendo. Eusebio era un entrenador amortizado y, por tanto, sin posibilidades de empezar una nueva temporada y la Real también ha entendido que Loren había perdido todo el crédito para diseñar un nuevo proyecto. Su imagen estaba tan desgastada a ojos de la mayoría de la afición que arrancar una campaña con él habría deslegitimado por completo el presunto intento de inyectar aire nuevo en el club. Cargarse de un plumazo al director deportivo y al entrenador es algo histórico, no sólo en la Real sino en la mayoría de clubs. Un movimiento tan estratégico supone admitir que las cosas se han hecho muy mal. Esta temporada está perdida, si es el peaje a pagar por un futuro a corto plazo con otra ilusión, podría ser el mal menor. La Real tiene recursos para evitar verse otra vez en estos trances