Imanol no es el responsable
Afronta Imanol su debut en Anoeta de mañana contra el Girona tremendamente responsabilizado, como no puede ser de otra manera en alguien al que el corazón txuri urdin le late a un ritmo que casi se le sale del pecho. Si un día como el de mañana, en el que dirigirá un partido al primer equipo de la Real en casa, tiene un punto de sueño alcanzado o no, sólo él lo sabe. Pero al margen de que considere que esta oportunidad le ha llegado pronto o que incluso no le quitaba el sueño tenerla, Alguacil debería de tener la tranquilidad de que, ocurra lo que ocurra, él no es el responsable. Es comprensible su sentimiento de no querer fallar tanto mañana como en los dos meses escasos que le quedan al frente de la nave, pero seríamos muy injustos si al entrenador guipuzcoano le juzgamos con el mismo rasero que a un técnico más. A él, el presidente le dejó claro que estaba de paso, suplir a Eusebio, además, fue una decisión que se tomó demasiado tarde y, además, la coyuntura tampoco le ayuda demasiado de cara a esta jornada, al tener bajas importantes como las de Odriozola, Illarramendi o Xabi Prieto, por citar sólo algunas de las más destacadas, frente a un adversario complicado como es el equipo de Machín. Todos queremos ver a la Real ganar y todos queremos verle jugar bien. El primero, el propio entrenador, de ahí la seriedad con la que afronta el escenario. No es lo mismo quedar octavos que decimocuartos, pero eso es algo que en absoluto se le podrá achacar al oriotarra. En esta temporada han sucedido muchas cosas, se han tomado demasiadas malas decisiones y el último en llegar a este guateque, con un lastre importante, ha sido Imanol. Tendría narices que encima se le exigiera que se convirtiera en el alma de la fiesta