El fútbol identitario
El gran triunfo de Imanol es haber recortado la distancia que había entre el equipo y su gente, haber acercado a la Real a sus seguidores
El fútbol admite tantos métodos como opiniones existen al respecto. Barcelona y Atlético de Madrid, los dos primeros de la Liga, sin ir más lejos, o Manchester City, Manchester United o Liverpool, por ejemplo, representan corrientes antagónicas en este deporte en el que tan legítimo es querer ganar desde el dominio del juego posicional, desde la más fundamentalista elaboración o desde el repliegue intensivo, el juego directo o el juego rápido tras robar el esférico. Ganar es el fin de todo estilo que, en cualquier caso, nunca debería olvidar a quién representa su equipo. Entroncar con la forma de entender el juego que tiene cada estadio, cada afición, es el primer paso hacia el éxito.
El gran triunfo de Imanol es haber recortado a la velocidad de la luz la distancia que separa al equipo de su gente. La obstinación de muchos de los entrenadores en aplicar su ideario, su falta de flexibilidad para escuchar, provoca que en demasiadas ocasiones les resulte imposible dar con la tecla que el actual técnico txuri urdin ha tocado a la primera. La Real de Eusebio sehabíaalejadotanto de su gente que parece imposible que en sólo cuatro semanas esos mismos jugadores derrochen la energía que exhibieron contra el Atlético. Imanol, en un mes, ha logrado una Real que representa a su gente, una Real de la que su afición se siente orgullosa y eso va más allá del número de canteranos con el que se juegue. Va más allá de ganar o perder.
El fútbol tiene mucho de identidad. Por encima de las cualidades técnicas de un colectivo de futbolistas, está su capacidad para conectar con sus aficionados. Y el gran aporte de Imanol, al margen de los puntos y los goles, es que ha acercado al equipo a sus seguidores. La naturalidad, el sentido común, son atributos cada vez más en desuso en este fútbol moderno que ha construido a su alrededor unos hábitos artificiales que han levantado un muro enorme entre los profesionales y los seguidores. Pero cuando llega aire fresco, transparencia en la forma de ser y dirigir como la que representa Imanol, los aficionados lo agradecen. Porque, de alguna manera, ven reflejada en esa forma de ser la manera en la que ellos entienden el juego, la Real.
Imanol no continuará la próxima temporada al frente del equipo y hay que respetarlo. Porque él no se ve y porque el criterio para elegir al entrenador de la Real tiene que estar por encima de una racha puntual o del soplo de aire fresco que representa el oriotarra. Pase lo que pase, él ya ha ganado.
Primero, por volver a ilusionar a la gente de la Real con una forma de jugar con la que identificarse. Segundo, porque ha demostrado que se puede recurrir a él cuando haga falta. Y tercero, porque ha marcado las pautas al que le sustituya, mostrando un fútbol tan sencillo en apariencia como de máximo nivel en cuanto a su eficacia