Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Un ‘biscotto’ con sabor amargo y sin disimulo

- Francesc Aguilar Moscú

1- Dinamarca y Francia firmaron un pacto de no agresión y empataron

2- Los ‘bleus’ acaban primeros de grupo y los daneses segundos

3- Ousmane Dembélé hizo un partido gris, como casi todos los que ayer jugaron en el estadio Luzhniki

Francia y Dinamarca se enfrentaro­n, es un decir, por ver quien quedaba primero del Grupo C. Si antes del inicio del partido existían sospechas de un pacto de no agresión, durante la mayor parte del encuentro se confirmaro­n, más cuando ambos equipos supieron que Australia iba perdiendo ante Perú que se despidió del Mundial con un triunfo merecido.

El público del Lukhniki despidió con una sonora pitada a los dos equipos que acabaron abrazados en el centro del campo ‘festejando’ su igualada a cero goles.

Futbolísti­camente el partido fue un tostón, no se salvó casi nadie. Hubo excesiva pasividad por ambas partes, cuando lo cierto es que no corrían riesgo alguno. Fue una falta de deportivid­ad notable que encrespó al público que había pagado una entrada.

El único que pareció no enterarse del pacto de no agresión fue Nabil Fekir que en los minutos que dispuso hizo méritos para que Didier Deschamps cuente con él. Le pasó por delante al azulgrana Ousmane Dembélé muy gris todo el partido. Fekir casi marca al final, obligando a Kasper Schmeichel a hacer un paradón. Entre Nabil y Kylian Mbappé, que también entró al terreno de juego en la parte final, animaron algo a los ‘bleus’.

¿’Biscotto’?

Es difícil saber si hubo acuerdo de ‘biscotto’ o no entre Dinamarca y Francia, pero lo cierto es que, al menos, durante la primera parte, sí que firmaron un pacto de no agre- sión. Los ’bleus’ acaban primeros de grupo y la ‘dinamita roja’ lograba su acceso a octavos como segundos de grupo.

En los primeros 45 minutos sólo hubo tres jugadas resaltable­s y una fue anulada por fuera de juego de Antoine Griezmann. La primera fue un remate de Olivier Giroud que obligó a emplearse a fondo a Kasper Schmeichel. La segunda un veloz contra ataque danés en que Christian Eriksen encaró a Steve Mandanda y el portero del Olympique de Marsella llegó tarde y le arrolló ayudado por Lucas Hernández.

En la segunda ni eso. Y a Deschamps no le debió servir el partido para sacer muchas consecuenc­ias de las rotaciones que hizo en el equipo. Tampoco Griezmann, al que le pidió más interés, hizo nada del otro mundo. Debe mejorar en el resto de Mundial por su calidad

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FOTO: EFE Los jugadores de Francia y Dinamarca se saludan tras sellar su clasificac­ión para octavos de final

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