En boca cerrada...
Los profesionales a la hora de realizar ciertas manifestaciones hacen gala con algo que tiene más que ver con un deseo puntual de congraciarse con la parroquia local que con una reflexión seria
Todavía no se han apagado del todo los ecos de la marcha de Iñigo Martínez al Athletic, cuando comienza a tomar cuerpo la posibilidad de que otro futbolista con pasado realista y trayectoria exitosa, Yuri Berchiche, emprenda el mismo camino que el de Ondarroa. Es cierto que la operación aún no se ha cerrado y que habrá que superar el siempre difícil escollo del acuerdo con el PSG, pero la opción es real y no debería extrañarnos que terminara por cristalizar.
Y traigo a colación el caso del zarauztarra por lo que tiene de concordancia y afinidad en determinados aspectos. Fundamentalmente uno, el que tiene que ver con la negligencia de que hacen gala muchos profesionales a la hora de realizar manifestaciones categóricas, que, las más de las veces, tienen más que ver con un deseo puntual de congraciarse con la parroquia local que con una reflexión seria y meditada.
Todos recordamos las declaraciones de Iñigo Martínez y aquel famoso, “nunca me irá al otro bando”. Corría el año 2014, y claro está, tres años y medio más tarde, ya “en plena madurez”, decide cambiar de opinión, y donde ‘dije digo, ahora digo Diego’. “Y ahora veo las cosas como son”, llegó a apostillar en su presentación como jugador del Athletic. Al parecer, cuando dijo lo que dijo, no veía las cosas como eran realmente, a pesar de lo cual, toda la parroquia realista, y son muchos miles de aficionados, dieron crédito a sus palabras, sin tener en cuenta que, tal vez, Iñigo no estaba viendo las cosas como eran, ya que aún no había madurado.
Por su parte, Yuri Berchiche, un futbolista con una trayectoria más corta en la Real Sociedad, pero que logró eclosionar profesionalmente durante su última temporada en el club donostiarra, abandonó Donostia para jugar en uno de los grandes del continente. Se podrá discutir lo provechoso de la operación, pero su salto al PSG se podía entender como una oportunidad imposible de rechazar. Aquella marcha vino acompañada por unas manifestaciones del futbolista a este mismo diario, en las que desestimaba cualquier posibilidad de jugar en el Athletic, dado su pasado realista. “No estaría bien visto”, acotó y “esa opción la descarto”.
Parecía un discurso coherente -lo que no significa, por supuesto, que no pueda cambiar de parecer-, pero dada la sensibilidad con que se abordan estos temas por estos pagos, entiendo que los profesionales deberían tratarlos con algo más de cautela y buen juicio.
La madurez normalmente aporta un grado de sensatez del que no se dispone cuando se es más joven, es cierto, pero alguien debería, en estos tiempos en los que florecen asesores en todas las facetas de la vida, aconsejar a estas personas, fundamentalmente cuando, debido precisamente a su inmadurez, corren el peligro de cometer errores que luego pasan factura, y de paso, despojarse de esa imagen que muchas veces proyectan, de niños con mucho dinero pero menos juicio