Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Oyarzabal y Willian siguen ahí

Los dos marcan en el test de la Real ante el combinado de jugadores del Sanse y la Real C en el que los mayores golean sin problemas

- Mikel Encinas Donostia

El hecho de que los jugadores de la Real saltaran al verde del José Luis Orbegozo con la camiseta de entrenamie­nto y que los del Sanse y la Real C se distinguie­ran de los mayores por el peto blanco que lucían indicaba claramente que Garitano no quería darle ni siquiera el carácter de partido al test que llevaron a cabo los txuri urdin ante el combinado de los dos siguientes equipos del club.

Al menos, el duelo sirvió para anotar las primeras pinceladas del entrenador de Bergara. Aritz Elustondo jugó como central, dejando el carril diestro para Zaldua. Empleó dos pivotes en paralelo, Illarra y Zurutuza, Oyarzabal y Sangalli jugaron abiertos en las bandas, alternándo­se el de Eibar con Willian José, que de partida jugaba en punta con Juanmi haciendo las veces de enganche.

Era difícil distinguir si se trataba de un 4-2-3-1 o de un 4-4-2, puesto que el monólogo del primer equipo fue tal que el encuentro se disputó en una parcela tan pequeña del terreno de juego que prácticame­nte se traducía todo en tres líneas: los zagueros, los dos pivotes y una línea de cuatro por delante tirando desmarques.

La Real trataba de abrir huecos en la zaga, llamémosle visitante, a base de tocar, pero sin descartar los balones verticales en busca de un Oyarzabal que estuvo en todas durante la primera mitad. Es como si el verano no hubiera pasado para él. Está en plenas condicione­s. Y para el minuto 4 ya había mojado al aprovechar una buena jugada de Juanmi por el flanco derecho, que dejó un centro atrás para que el eibartarra la pusiera al primer palo, pillando a contrapié a un Garrantxo que hizo un puñado de paradas de mérito en la primera mitad. Dos de ellas al propio Oyarzabal y otra a Juanmi. No pudo, en cambio, detener el penalti ejecutado por Willian José, que transformó la pena máxima cometida sobre un Zaldua, que demostró haber regresado de Leganés como un avión. No paró de subir la banda y en una de ellas fue objeto de falta dentro del área.

Del combinado de filiales apenas hubo noticias en el primer acto y únicamente un centro de Olaizola que no encontró rematador mereció ser anotado en la libreta de ocasiones.

En la segunda mitad, la Real casi tuvo tanto de Sanse como el combinado que tenía enfrente. Estrenó su condición de jugador del primer equipo Gorosabel , a quien acompañaro­n en la zaga sus excompañer­os Le Normand y Lapeña. Junto a ellos, el veterano De la Bella completand­o la defensa. Zubiaurre jugaba en portería. Zubeldia y Pardo formaron en el eje, con una línea de tres compuesta por tres futbolista­s que buscan su sitio, como Concha, Capilla y Merquelanz, que trataban de habilitar a un Bautista que jugó en punta.

La pérdida de empaque en el equipo realista provocó que el combinado de filiales jugara algo más cómodo y que la Real le costa-

Zaldua ha regresado de Leganés como un avión: no paró de subir la banda

ra más llegar a la portería contraria. La primera ocasión de la reanudació­n no llegaría hasta pasado el cuarto de hora, cuando Capilla estuvo cerca de enviar a la red un córner botado por Pardo.

En medio del tedio que presidió la segunda mitad, un golazo de Concha sacó a los aficionado­s de su letargo. El interior realista, que jugaba a pierna cambiada, recibió en la banda derecha y, tras recortar, clavó el balón en la escuadra de la portería defendida por Agirre, que minutos antes había hecho un paradón a tiro de Bautista.

El gol de Merquelanz de cabeza tras una falta muy bien botada por Pardo desde la derecha puso el epílogo al partido. El viernes, la prueba ante el Eibar será más seria

En la segunda mitad había seis jugadores que eran del Sanse la pasada campaña

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