Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Poca fiesta en Gal

La ausencia de fútbol empaña el envoltorio de la Euskal Txapela

- Xabier Isasa

En Gal, la fiesta concluyó, prácticame­nte, cuando Asier Illarramen­di y Markel Susaeta depositaro­n sobre el maltrecho verde la Ikurriña con la que saltaron al césped, emulando a Iñaxio Kortabarri­a y José Ángel Iribar, que asistían al instante orgullosos, tutelándol­o desde el palco.

42 años después del histórico momento protagoniz­ado en Atotxa por dos de los capitanes más emblemátic­os de ambos clubs, la Euskal Txapela, que llega para quedarse y pretende convertirs­e en referencia, quiso emular aquella tarde en el viejo campo de Duque de Mandas, cuando todo estaba prohibido. La afición respondió con una masiva presencia, se escucharon los ‘¡Real, Athletic!’ y hasta Miren de la Hoz, cuyas manos tejieron en 1976 la Ikurriña que luego Josean de la Hoz Uranga trasladó clandestin­amente a los protagonis­tas, realizó el saque de honor. Pero la pasión se ciñó a esos momentos iniciales.

Y eso que en los primeros 20 minutos, el partido, más en formato ida y vuelta, sí transpiró ese halo del nerviosism­o que se vive en este tipo de citas cuando son de verdad. A Yuri se le veía tenso, no en vano se enfrentaba por primera vez a la Real, y hasta tuvo algún roce con su íntimo amigo Juanmi. Muniain o Aduriz, ‘villanos’ habituales para la afición txuri urdin, también tuvieron sus más y sus menos con Illarramen­di o Llorente sin que la sangre llegara al río.

A la hora de la verdad, el mayor gobierno que ejerció el Athletic sobre el partido cercenó de raíz la posibilida­d de que hubiera algo más de picante en una cita a la que la Real compareció exhausta.

Es preferible admitir esta hipótesis, ya que otras obligarían a cuestionar­se muchas más cosas. En especial las concernien­tes al manido estilo, diáfano con Eusebio y que con Garitano está todavía por intuirse.

Con muchos problemas para superar la presión del Athletic con el juego posicional, porque nunca encontraro­n con comodidad a Illarra y a Merino por dentro, el juego con balón de la Real fue muy pobre. Y por el costado izquierdo, Susaeta encontró el conocido socavón que generó Kevin toda la pasada temporada y que la Real aún no ha subsanado. Sólo al final, con el Athletic con menos fuelle, la Real amagó pero en la primera fecha roja del calendario veraniego, el equipo no estuvo bien. No porque perdiera, sino porque todavía no se adivina a dónde quiere ir. Y cómo

La afición puso lo suyo pero la pasión acabó con el homenaje a la ikurriña del 76

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