¿Qué quieres ser de mayor?
La Real vuelve a perder por gruesos errores ante una versión mejor desarrollada de a lo que aspira Garitano
Es posible que si Asier Garitano situara a su Real ante el espejo, la imagen que le gustaría ver es la que ayer tuvo enfrente en Anoeta, el Valencia. A estas alturas es evidente que esta Real no salta al campo a explicar un manual de fútbol de alta escuela con el balón y que más bien lo que a su entrenador le gustaría es ver una escuadra como la de Marcelino ayer. Impecablemente
No hay propuesta que resista la amalgama de errores que suma la Real en 7 jornadas
posicionada en su 44-2, concentrada durante todo el partido, dura en los duelos y con futbolistas rápidos en las transiciones para penalizar cada error en el inicio del juego o en las pérdidas de balón en cada jugada que quede sin finalizar.
Si la Real de Garitano se hace la pregunta de qué quiere ser de mayor es, evidentemente, porque no encuentra respuestas en el terreno de juego. No tanto en lo referente a cómo le gustaría que fuera el relato de los partidos, como en el relato en sí mismo. Es en esa hora de la verdad donde la Real no está logrando recorrer el camino entre la teoría y la concreción, lo que le ha llevado a firmar una semana horrible en Anoeta, con un punto en dos partidos ante Rayo y Valengo cia.
Es imprescindible si se quiere recorrer ese camino un paso al frente colectivo en los comportamientos. Tácticos e individuales. No hay propuesta que resista la amalgama tan variada de errores que acumula la Real en siete jornadas. Sin entrar en el capítulo de las lesiones -ayer se perdieron otros dos efectivos en combate-, al- que, por supuesto, resta, entre fallos del portero, malas entregas con el balón, autoexpulsiones, penaltis fallados y, por supuesto, falta de puntería ante el arco rival, la Real ha protagonizado un primer mes y medio de campeonato con muchas más carencias que virtudes y el resultado es concluyente: 8 puntos de 21 posibles. Insuficiente.
La oportunidad que se le planteaba a la Real de dar un salto de calidad estaba semana la terminó de dilapidar ayer porque el Valencia supo aguardar agazapado a que la Real cometiera uno de esos errores. Hasta entonces el partido era local, con una buena puesta en escena, jugando muchos minutos en campo adversario, percutiendo. En este caso todo se inició en una entrega de Navas a un rival que se transformó en una contra, en una jugada mal defendida primero por Illarra, sin intensidad, y después por el resto de la zaga, y en el único gol del partido. Todo lo bueno que hubiera podido hacer el equipo hasta entonces, saltó por los aires.
Si uno quiere ser un equipo como el Valencia, duro, concentrado, competitivo, tan necesaria es la táctica como que los comportamientos individuales estén a la altura. El partido fue otro tras el 0-1 y a la Real le faltó concentración y agresividad en muchos de sus integrantes. Concentración para precisar pases y definiciones, agresividad para llevar a cabo una mejor presión, voluntad para ir a por un partido que el Valencia dejó suelto al no matar en las transiciones. Pero lo ganó. Y lo hizo sin que le hiciera falta elevar su nivel futbolístico muy notablemente por encima del de la Real. Otra cosa es competir, ese verbo tan de moda y que los equipos de Marcelino hace años saben emplear y que tanto le está costando conjugar a la Real