NO PUDO SER
El Eibar cierra la semana con la segunda derrota consecutiva tras verse superado por el Sevilla Los de Machín ejecutan a los armeros al volver de vestuarios y dejan sin efecto su gran primera parte
El Eibar no pudo hacer frente al Sevilla a pesar de haber tenido el partido controlado hasta el descanso y se quedó sin poder acercarse al brillante 5-1 de la temporada pasada. Los goles de André Silva y Banega nada más volver de vestuarios echaron por tierra el trabajo armero de la primera parte y enterraron cualquier opción de ganar. Además, el partido se tuvo que interrumpir durante unos minutos tras el segundo gol visitante porque la valla de la grada donde se situaban los aficionados del Sevilla cedió en mitad de la celebración y varias personas quedaron heridas.
Lo cierto es que Mendilibar completó la semana de rotaciones con siete cambios en la alineación respecto al duelo de hace unos días en Cornellá y el planteamiento no le fue mal de primeras, porque el Eibar arrancó fiel a sus señas de identidad. La exigente presión que practicó sobre el verde trituró las ideas que traía el Sevilla a Ipurua y Orellana, a los cinco minutos con un disparo envenenado, a punto estuvo de hacer el primero. Hervías y Diop también rondaron las inmediaciones de Vaclik con frecuencia durante la primera parte aunque sin fortuna. Solo Enrich levantó al público con un sutil toque tras un centro de Peña pero la jugada quedó invalidada por fuera de juego. El acoso no tenía descanso y al Sevilla le costaba un mundo cruzar la divisoria.
De hecho, el equipo de Machín apenas encontró resquicios para quitarse de encima a los jugadores del Eibar y lanzarse a campo contrario, aunque lo poco que hizo en territorio armero llevó mucho peligro, sobre todo en los pies de Sarabia. Suyas fueron las dos mejores ocasiones visitantes y en ambas asomó un gigantesco Dmitrovic para mantener el candado en su portería intacto, primero en un mano a mano tras un buen pase filtrado del ‘Mudo’ Vázquez y después con una volea del centrocampista madrileño. La sala de máquinas del Sevilla no carburaba y el Eibar extendía su dominio a todas las parcelas.
Sin embargo, el guión saltó por los aires en la segunda parte. Y rápido además. Sin tiempo para plantarse otra vez sobre el césped, el Sevilla encontró un agujero en la banda derecha. Más bien, lo hizo André Silva. El portugués condujo desde la izquierda hacia el centro y vio la internada de Jesús Navas, campando a sus anchas por el carril contrario. El sevillano recibió el pase de su compañero, se metió hasta la cocina y puso el balón en el área pequeña para que Silva, de tacón, lograra batir a Dmitrovic. El goleador inició y ejecutó la jugada con maestría.
En línea descendente
El Eibar encajó mal el primer gol del Sevilla y peor el segundo. Una
Dmitrovic volvió a ser decisivo a pesar de un pequeño despiste en el tiro del 0-3
mano inocente de ‘Cote’ tras un centro sin mucho peligro de Navas obligó a Estrada Fernández a pitar penalti, acción que el lateral del Eibar no protestó. Banega no perdonó desde los once metros y su celebración con los aficionados del Sevilla situados detrás de la portería acabó con un gran susto.
Este incidente provocó un cortocircuito largo y doloroso al Eibar, que se vio sin poder de reacción hasta el final, un desenlace que se alargó nueve minutos sobre el tiempo reglamentario. Para más desgracia, Banega aprovechó el único despiste de Dmitrovic en todo el partido, un pequeño paso en falso, para colarle un disparo lejano que le pilló a contrapie
Jordán, casi en el minuto 99, marcó el tanto del honor para el Eibar. Un broche gris a una semana que arrancó con victoria en casa ante el Leganés. Pero dos tropiezos consecutivos dejan a los armeros otra vez cabizbajos