Botella medio llena en Anduva
El Real Unión ganaba 0-2 a los 16 minutos, pero no supo gestionar la ventaja y acabó pidiendo la hora
El Real Unión tenía ayer un ‘toro’ de los importantes. Los txuribeltz se enfrentaban al Mirandés en Anduva y viendo el resultado final (2-2), lo lógico es pensar que los unionistas arrancaron un buen punto del campo burgalés. Sin embargo, el partido bien pudo tener otra lectura. Botella medio llena o medio vacía, según cómo y quien la mire.
Los jugadores de Juan Domínguez salieron bien al partido, y a los 16 minutos ya ganaban por 0 a 2. El primero en batir a Limones fue Alain Eizmendi, gracias al tanto que llegó de un saque de esquina botado por Javi Garrido. El centrocampista beasaindarra, lelgando desde segunda línea, perforó la meta de los rojillos.
El segundo gol no tardó en subir al marcador. Orbegozo, con un tiro por la escuadra desde el borde del área, culminaba una gran jugada de Eneko Eizmendi. No se podían poner mejor las cosas para los txuribeltz pero, a partir de ese momento, el Mirandés comenzó a apretar y a llegar con asiduidad a la meta defendida por Irazusta.
Los de Borja Jiménez, que ya habían avisado con anterioridad, recortaban distancias en el minuto 23 por medio de Yanis Rahmani. El Mirandés, a medida que avanzaba el cronómetro, se hizo dueño y señor del partido y antes del descanso tuvo dos claras ocasiones para empatar. Una de ellas pegó incluso en el travesaño. Con el 1-2 se llegaba al término de los primeros 45 minutos.
Asedio del Mirandés
No cambiaron mucho las cosas en
la reanudación. El Mirandés apretó arriba y el Real Unión quedó maniatado en su terreno, sin poder atravesar la divisoria. Era un asedio constante de los locales y los de Juan Domínguez veían jugadores rojillos por todas partes. Nadie puso orden entre tanto tráfico. A los txuribeltz les era prácticamente imposible quitarse tanta presión de encima y el rendimiento bajó enteros. Cuando no era una gran parada de Irazusta, asomaba un disparo que se marchaba fuera por muy poco. De hecho, Cerrajería volvió a poner la pelota en el travesaño en un tiro desde 20 metros.
Desgraciadamente para los guipuzcoanos, tanta insistencia tuvo premio para el Mirandés. En el 63’ Claudio Medina provocó un penalti que él mismo se encargó de transformar.
Los últimos minutos del partido seguían siendo un monólogo del Mirandés. Solo Alain Eizmendi trató de crear algo de peligro en la meta de Limones, pero sin fortuna. Afortunadamente para el Real Unión, el marcador no se movió (2-2), y al menos los de Juan Domínguez consiguieron llevarse un punto de un campo muy complicado. Botella medio llena