El partido de su vida
El donostiarra no olvidará el día en que volvió a jugar, una batalla ganada para siempre
Hasta que el destino diga lo contrario, Luca Sangalli jugó en el Benito Villamarín el partido que nunca olvidará. Todo un logro para el donostiarra de 23 años, al que hace dos meses y medio la vida le puso en un aprieto. Lo primordial fue que saliera ileso y encima, de regalo, ha conquistado el corazón de todo el mundo haciendo ver que puede seguir haciendo lo que más le gusta.
Por primera vez desde que fue víctima de un ictus el 31 de octubre, Sangalli no sólo fue convocado por Imanol sino que además salió como titular. Doble ejercicio de superación si se pone en valor lo primero que dijo al ser entrevistado a pie de césped: “Tenía un poco de miedo, sobre todo por el ritmo del partido contra un equipo que suele jugar rápido”. La lectura es conmovedora.
Fue una expresión auténtica. Sangalli estaba diciendo lo que sentía, exactamente igual que su comportamiento sobre el campo. Ayer, en su día, no podía ser menos. No podía faltar a su verdad. Y en efecto, no engañó a nadie. Todo lo que hizo le salió del alma. Así se ha ganado el derecho de estar cumpliendo su gran sueño: defender el escudo de la Real. Sangalli era el protagonista de la jornada desde el punto de vista simbólico. Aunque no hubiera jugado un solo minuto, su ingreso en La pregunta puñetera Tenía pensado Imanol cambiar a Merino por Zurutuza en el descanso? la convocatoria era digno de mención. Ganada para siempre la batalla por volver a jugar al fútbol, el canterano creció desde el primer minuto. Fue el mejor de su equipo por lo menos en la primera media hora de partido.
Ovacionado por el Villamarín
La Real se adueñó del balón en la inmensa minoría del partido. El Betis asumió la posesión sin solución de continuidad. Si algo cupo achacar a los de Imanol fue la falta de convicción para albergar más protagonismo en una noche de filo punzante, en una plaza de mucha exigencia.
A Sangalli no se le hizo tan de noche. Fue, para empezar a hablar, el autor de la ocasión más clamorosa de la Real en todo el primer acto. Manejándose en la mediapunta, como el más virtuoso, recibió de Zurutuza, trazó una pared con Bautista y penetró en el área con sumo peligro. La intensidad de Mandi para abortar se interpuso en el camino de un gol que hubiera adquirido el cariz de glorioso.
Con el paso de los minutos se asentó en su afán de cohesionar el centro del campo con la delantera. Pasó con clarividencia y, cómo no, fue un alarde ejemplar de intensidad. Pura garra para perseguir por los cuatro costados a los centrocampistas del Betis.
La noche de Sangalli se apagó en el minuto 83. Fue sustituido y ovacionado por todo el Villamarín, señal de que el fútbol se había quedado en un segundo plano