Los temidos ‘rubios del Ardoi’
Así conocían a Aihen Muñoz y a su compañero Iñigo Chocarro, al que también siguió la Real, cuando jugaban en Zizur
“Jugar contra ‘los rubios del Ardoi’ era como enfrentarse a los Dalton. Todos los equipos les temían”. Uno de ellos debutó el domingo pasado en el Santiago Bernabéu y se llama Aihen Muñoz. El otro era Iñigo Chocarro, otro habilidoso infantil del conjunto navarro al que también pretendió la Real. Pero una lesión frenó su progresión.
Eran conocidos así entre sus rivales en las categorías inferiores del fútbol de la Comunidad Foral porque destacaban de forma notable sobre el resto. Quien recuerda esta anécdota es José Ángel Sáez, entonces presidente del equipo en el que se formó Muñoz tras dejar el de su ikastola, Sanduzelai de Etxauri. “Entró aquí con 8 ó 9 años y, para la edad que tenía, aparte de jugar muy bien, llamaba la atención por cómo se colocaba en el campo. Cogía todos los balones”.
El exdirigente del conjunto navarro le recuerda con su camiseta de la Real entrenando en Zizur. Es de familia guipuzcoana y la sangre txuri urdin ha corrido siempre por sus venas, al punto de que le llamaba la atención que en Iruñea no fuera todo el mundo con la camiseta de Osasuna, que hubiera quien iba a entrenar con las camisetas del Barça o del Madrid. “‘Si nosotros somos guipuzcoanos y somos de la Real, ¿por qué aquí no son de Osasuna?’, le solía decir a su padre”.
Empezó jugando a fútbol sala y estuvo en el equipo de Zizur hasta que a los pocos meses de cumplir los 14 años se marchó a Donostia para incorporarse a la Real. En ese tiempo llamaba la atención como extremo o como lateral, pero sobre todo gustaba a los ojeadores por su capacidad para entender el juego y para destacar desde la sencillez: “Solía jugar más de extremo. Cortaba mucho juego y daba muy buenos pases. Pero sobre todo era muy limpio jugando, no necesitaba hacer faltas para sión de Honor juvenil pese a que, por el camino, Larrayoz se fue al Athletic y De Dios y Morcillo a Osasuna, lo que habla de la calidad de la quinta, que ahora es el sustento del equipo senior en Tercera.
Llegada a Donostia
Sin haber cumplido los 14 años se abría un nuevo mundo para Aihen. Llegaba al colegio mayor Olarain, donde convivía con muchos niños que, como él, compartían el sueño de debutar en la Real.
Pese a estar a casi 100 kilómetros mantenía sus amigos y su vida en
“Con 8 años llamaba la atención cómo se colocaba”, dice el expresidente del Ardoi
Etxauri y, sobre todo, se llevó hasta la capital guipuzcoana el nítido consejo de su aita: ‘no descuides los estudios’. Así, completó la enseñanza en Larramendi y hoy es el día en que estudia IVEF a distancia, comparte piso con sus amigos Guevara y Celorrio y, desde el domingo, juega en la Real. Pero él tiene muy claro que esto no es el final del camino, sino el principio. El sueño acaba de comenzar y está decidido a agarrarse a él