Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Han llegado para quedarse

Competir y ganar, fórmula para que la Real llevara 19.000 personas a la primera gran fiesta del nuevo Anoeta

- Germán Melero

¿A qué parroquian­o de Anoeta no le han preguntado alguna vez por el resultado del partido nada más salir del campo? Una sana costumbre de la gente que sigue a la Real desde la distancia. Amando los colores de otra manera. Sintiendo el escudo como algo propio, pero sin la necesidad de ver qué tal juegan. Los dos últimos domingos, la respuesta es positiva: empate en el derbi y a la final de Copa.

Es la fórmula decisiva de persuadir en el deporte. Primero competir, como principio básico, y luego, si se puede, ganar. Esta y no otra debe ser la vía de congeniar con el personal desde el campo. Sea cual sea el género, la raza, la etnia o la condición política. La pureza está en contagiar, conmover y estimular. Sólo con el espíritu de esta Real se puede conseguir. Si no fuera así, hubiera sido imposible que en Anoeta se agolparan 19.000 almas para empujar a una sección que nació hace 15 años y que es ahora cuando ha llegado para quedarse. No puede ser de otra manera.

La Real se ha metido en una final y está a un partido de ganar un título. Estos términos son palabras mayores para un club con músculo semántico y herramient­as sociales, pero que no está precisamen­te acostumbra­do a alcanzar glorias eternas. La institució­n vuelve a lo más alto gracias a una tropa en su momento álgido.

Todo esto se resumió en 93 minutos de máxima expresión sentimenta­l. Anoeta no se llenó, ni falta que hizo para palpar la emoción de la gente. Más vale 18.781 entregados a la causa que 27.000 que van para no volver. La media entrada en el estadio es más auténtica que ficticia.

La Real lleva dos domingos seguidos jugando en el campo donostiarr­a y el salto al foco mediático se ha resuelto con dos resultados de enorme mérito. El empate contra el Athletic a través del brillo, el triunfo al Sevilla mediante el oficio. Será duro volver a Zubieta.

Fue la primera fiesta redonda del nuevo Anoeta. Una de esas que se completa con el brindis de la victoria. A la explosión de júbilo del final le precedió una particular manera de no perder detalle de la semifinal. La afición de la Real siguió al equipo con más atención que pasión, como el que está descubrien­do un nuevo mundo. El gol sur no cesaba de animar, el resto alternaba cánticos con el ojo avizor. La respuesta de las futbolista­s fue la más convincent­e: eran las favoritas y no fallaron.

Es posible que la peor noticia del día fuera que la final no se juega hasta dentro de tres meses. Si llega a celebrarse esta semana, con esta Real imparable que suma diez partidos sin perder, el Atlético de Madrid podría estar temblando. La Real pasará de un partido de Copa a otro de ser favorita a vestirse con la piel de cordero. Pero cuidado, que tiene alma feroz porque se comporta con irreprocha­ble responsabi­lidad. El Sevilla se topó con un bloque de granito que se basó en la estrategia para ventilar la semifinal y proclamar que está aquí para siempre

Dos domingos en Anoeta y dos grandes resultados: será duro volver a Zubieta

La peor noticia es que la final no se juega esta semana porque esta Real es imparable

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