Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Ventura: “Jugar sin público no tiene sentido”

- Julián Felipo

El capitán del Joventut de Badalona, Albert Ventura, calificó ayer de “complicada” la vuelta inmediata de la Liga Endesa en plena pandemia por el coronaviru­s y aseguró que jugar sin público las once jornadas de liga regular que quedan “no tiene sentido”.

“Queremos jugar pero no lo veo claro. Tenemos que tener un mínimo de garantías que aseguren que no puedes contagiar a un compañero o a alguien a quien quieres”, dijo el jugador en conversaci­ón telefónica desde su confinamie­nto en Badalona.

Ventura considera que el riesgo “existirá seguro” porque el virus “no se ha ido” y hasta que todo no esté “controlado, no toca jugar”. Para el escolta verdinegro, el deporte está ahora mismo “en un segundo plano” y será la ACB quien “tenga que tomar la decisión”.

El capitán reconoce que toda la plantilla está “esperando” que se levante el confinamie­nto, pero que la vuelta a los entrenamie­ntos será “complicada” después de un parón “nunca vivido” que obligará a hacer una pretempora­da antes de competir de nuevo.

Al igual que el resto de sus compañeros, Ventura se encuentra confinado en su casa de Badalona junto a su hermano Ferran, a quien su club, el Cáceres Patrimonio de la Humanidad de la LEB Oro, dio permiso para regresar a su ciudad natal.

Ventura dice que el confinamie­nto se está haciendo “duro” sobre todo para algunos jugadores que viven solos como es el caso del canadiense Conor Morgan, del que el capitán desvela que ahora lo lleva “mejor” pero que al principio “se le caía la casa encima”.

Formando en las categorías inferiores del Joventut, el capitán reconoce que hay que poner “en valor” el hecho de que el club no les haya planteado una rebaja de salarios ni un Expediente de Regulación de Empleo (ERTE) que afecte a los trabajador­es del club.

“Lo valoro de forma muy positiva, ya que somos de los pocos clubes que no lo ha hecho”, comenta el jugador.

Ventura cree que en el caso de que los trabajador­es del club se vieran afectados por un ERTE, los jugadores “intentaría­n ayudarlos” como ya ha sucedido en otros clubes ● ➔ Era la final de la Recopa, en teoría la segunda competició­n europea, pero posiblemen­te fue la que congregó más jugadores legendario­s y memorables en la historia del basket continenta­l. En 1989 se dieron cita, en el Palacio de la Paz y la Amistad de Atenas, Real Madrid y Snaidero Caserta, dos de los equipos emergentes y con más talento del momento en lo que fue un duelo de titanes para el recuerdo.

Petrovic, Oscar Schmidt, Fernando Martín, Gentile, Glouchkov, Biriukov... muchos eran los que tenían condicione­s ya entonces para NBA en una era muy incipiente de globalizac­ión y en la que los profesiona­les todavía tenían vetado el camino al basket FIBA.

No fue el primer choque entre ambos equipos aquella temporada. En la fase de grupos el Madrid se había impuesto en dos ocasiones: en casa con una actuación espectacul­ar de Drazen Petrovic, que consiguió un triple-doble (43 puntos, 12 rebotes y 10 asistencia­s), y en Italia con un soberbio Fernando Martín decidiendo el triunfo en el último segundo de un choque igualado.

Una vez superaron sus respectiva­s eliminator­ias coincidier­on de nuevo en la gran final para jugarse un título por el que habían sido considerad­os grandes favoritos.

El choque empezó con retraso por un apagón masivo en la capital griega pero eso no enfrió las muñecas de los principale­s anotadores. Oscar Schmidt asumió responsabi­lidades en los italianos para desquiciar primero a Rogers, que acumuló pronto tres faltas, y luego a Cargol. Emergió luego el gran Petrovic con acciones magistrale­s de fundamento­s en ataque y una efectivida­d admirable.

Petrovic alcanzaba el punto 51 en el minuto final de partido y Oscar anotaba un triple para llegar a 41 y colocar el empate a 102.

En el último ataque del Madrid Gentile recuperó un balón perdido por Petrovic e intentó un tiro lejano recibiendo una falta de Biriukov que finalmente se decretó fuera de tiempo, tras deliberaci­ones entre el árbitro Kostas Riga y la mesa.

En el tiempo adicional, Petrovic lideró la acometida del Madrid para lograr ventajas de hasta seis puntos. Los italianos no se rindieron pero el genio de Sibenik esta vez ejecutó la canasta definitiva por elevación para colocar el 117-113. El Madrid lograba así su décimo título europeo y Petrovic, autor de 62 puntos con 8 de 16 triples, se consagraba como el gran prodigio del basket continenta­l tras superar los 44 de Oscar.

Lejos de inaugurar una era de gloria, el título puso de manifiesto los celos en una plantilla con egos, como quedó patente en el avión de vuelta a Madrid, sin celebracio­nes y con los jugadores desperdiga­dos en conspiraci­ones. La liga fue para un Barça con menos lustre pero más sólido. Al año siguiente Petrovic ya estaba en la NBA ●

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El croata fue el gran ganador de aquella batalla. Algunos jugadores blancos no mostraron gran alegría
FOTO: AGENCIAS Petrovic bromea con Joe Llorente en la foto de grupo tras el título. El croata fue el gran ganador de aquella batalla. Algunos jugadores blancos no mostraron gran alegría
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El croata tenía dotes de líder nato
FOTO: AGENCIAS Petrovic acaparó el ataque blanco en la final. El croata tenía dotes de líder nato
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FOTO: M. MONTILLA Ventura, capitán de la Penya
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