Tres meses viviendo una pesadilla
➔ Desde el aplazamiento del derbi ante la Real, el Eibar ha visto alterada su habitual tranquilidad
➔ Hace tres meses el Eibar miraba con cierta esperanza al horizonte. Pese a la derrota en Mendizorroza ante el Alavés (2-1), el equipo mantenía seis puntos de ventaja sobre los puestos de descenso, tenía un derbi ante la Real en el horizonte y parecía tener la situación bajo control. Sin embargo, el incendio en el vertedero de Zaldibar supuso el inicio de una serie de acontecimientos que han trastocado totalmente el panorama de un club acostumbrado en los últimos años a navegar por aguas tranquilas y que ahora trata de adaptarse a las nuevas circunstancias, con la espada de Damocles del descenso pendiendo sobre su cabeza.
Aquel derbi ante la Real que debía de disputarse el 16 de febrero, que iba a suponer un nuevo récord de asistencia en Ipurua y que podía alejar aún más al equipo de la zona peligrosa, vio como un día antes de su celebración se tenía que aplazar a consecuencia de las toxinas vertidas por el incendio del vertedero de Zaldibar, lo que unido al triunfo del Mallorca frente al Alavés dejó al equipo a tres puntos del descenso, con la visita al Camp Nou asomando en la siguiente jornada, aunque con un partido pendiente.
La derrota ante el Barça (5-0) y el sorprendente empate del Mallorca en el Villamarín dejaron la distancia respecto a la zona roja en dos puntos y una sensación de intranquilidad por el pobre rendimiento ofrecido tanto en Mendizorroza como en el Camp Nou.
La esperanza residía en los tres partidos de forma consecutiva que el equipo iba a jugar en Ipurua una vez que se fijó el 10 de marzo como la fecha para disputar el aplazado derbi ante la Real. La fortaleza del Eibar en su feudo se ponía más a prueba que nunca y de ella dependía que las nubes que se cernían sobre Ipurua fueran pasajeras o anunciaran tormenta.
Dura derrota ante el Mallorca
El convincente triunfo ante el Levante (3-0) supuso un soplo de aire fresco y nuevamente distanciaba al equipo en cinco puntos respecto al Mallorca, equipo que marcaba el descenso y siguiente visitante en Ipurua en un encuentro que parecía propicio para despejar el cielo definitivamente. Sin embargo, los tantos de Dani Rodríguez y Kubo (1-2) sembraron la preocupación, situando al equipo nuevamente a dos puntos del descenso y tres días antes de un derbi que además tuvo que jugarse a puerta cerrada ante los primeros coletazos de la crisis del coronavirus, lo que primero privaba al club de ingresos por taquilla pero, sobre todo, le obligaba a disputar un encuentro vital en unas condiciones mucho más adversas de las que tenía un mes antes. Por si fuera poco, el resultado final (1-2), impidió al Eibar distanciarse del descenso, afrontando el parón definitivo de la competición por la crisis del COVID-19 a dos puntos del descenso.
Como les ha sucedido a todos los clubs, las pérdidas económicas por la paralización de la competición -en este caso en torno a los 15 millones de euros- obligaron al Eibar a pactar con la plantilla una reducción salarial para evitar un ERTE. La negociación, contrariamente a lo que parecía al principio, se complicó más de la cuenta. El club puso sobre la mesa una rebaja salarial del 18%, si no regresaba la competición, que la plantilla no aceptó y tras varios días de tira y afloja se cerró en un 15%.
Un comunicado que no gustó
No terminaron ahí los dolores de cabeza para el club, que vio cómo algunos de sus futbolistas manifestaban a través de las ruedas de prensa virtuales su temor a un contagio en el regreso a los entrenamientos y cómo poco después, y pese a los intentos por pararlo, era la plantilla y el cuerpo técnico armero quienes firmaban un comunicado en el que expresaban su “miedo” a volver, convirtiéndose en el único equipo de Primera que hacía público este temor, provocandola respuesta de LaLiga.
Por el momento el equipo ha comenzado a entrenarse en Atxabalpe. Lo hizo el sábado y hoy regresará al césped para seguir con su preparación de cara a un regreso en el que el Eibar se jugará mucho y en el que puede poner fin a este periodo convulso iniciado hace tres meses o terminar por convertir esta temporada en la peor de sus pesadillas ●
El derbi se jugó a puerta cerrada, se perdió y el descenso está más cerca
El coronavirus ha sembrado el “miedo” y ha obligado a un recorte salarial