Del 5-0 a la final de Copa
uan Corral fue un periodista valiente, racial, al que una triste enfermedad se lo llevó de entre nosotros muy joven. Con Juan compartí horas de espera en Zubieta a la espera de alguna noticia. Mañanas y tardes de cuando el fútbol profesional aún no había puesto al periodismo bajo sospecha, de cuando la convivencia con el futbolista era natural, muy lejos de las artificiales barreras que se han establecido entre dos profesiones obligadas a convivir pero que a veces parecen de diferentes categorías. El mayor recuerdo que guardo de Juan, sin embargo, pertenece a la tarde del 28 de mayo de 1995. En un marco de algarabía monumental en Anoeta, él corría como un poseso, presa de un jolgorio incontenible, por la parte trasera de los pupitres y cabinas de prensa del estadio cantando cada uno de los cinco goles que la Real le endosó al Athletic. Un recuerdo que permanece inalterable en la memoria. Un día de felicidad máxima, como debía haber sido la final de Copa del 18 de abril. Han pasado muchos derbis en este cuarto de siglo pero pocos comparables a aquel o a éste que vendrá. La ilusión por esa final no evita, sin embargo, que canse la cantinela de quien insiste recurrentemente que se jugará con público cuando nadie puede garantizarlo. ¿O es que acaso ahora bastaría con que pueda jugarse con parte del aforo como insinuó Irene Montero que el fútbol podría jugarse a finales de año? No es serio. Lo que hace falta es una postura firme de la Federación que me temo no sabe cómo va a salir del túnel en el que se ha metido al comprometerse a jugar con público ●