Epidemia de rescates
Las imágenes de rescates y de gente asumiendo riesgos son una constante
Nunca hasta ahora habíamos visto una cantidad tan enorme de rescates en las televisiones. Rescates en alta montaña, rescates de excursionistas amateurs que resbalan por barrancos, rescates en cuevas submarinas, rescates a paracaidistas enganchados en lugares insólitos, rescates en ríos, rescates en grietas profundas de la tierra, rescates en cuevas, rescates en la nieve, rescates por aludes… Rescates desde helicópteros, con la participación de perros, con la colaboración de bomberos y por equipos especializados. No hay día que los informativos deportivos no nos muestren imágenes épicas o peligrosas de personas siendo rescatadas al límite. Paralelamente a estos rescates, los mismos informativos deportivos han decidido convertir sus programas en plataformas de vídeos sobre actividades de riesgo: saltos al vacío de hombres-pájaro, proezas con parapente, carreras al lado de acantilados, funámbulos haciendo equilibrios en un paisaje de vértigo, gente lanzándose por montañas escarpadas.
El concepto de deporte se ha distorsionado y gira entorno al eje vida-muerte. La emoción de lo que tradicionalmente se ha entendido por deporte no se considera suficiente para interesar al espectador. Se requieren gestas sobrehumanas que ponen en peligro la vida de personas y, a la vez, se muestran rescates que recuerdan la fina línea que los separa de la muerte. El concepto de deporte se convierte en una excusa, un paraguas que sirve para cubrir esta cantidad de noticias, pero lo que en realidad se prioriza es el espectáculo en que las personas llevan sus vidas al abismo. El miedo y el drama son los elementos que subyacen en este panorama televisivo.
El balón, la actualidad futbolística, las canchas en las que competir ya no aportan emoción y las televisiones, ávidas de impacto y sensacionalismo, han tenido que convertir sus espacios deportivos en plataformas que generan angustia, temor, sorpresa o inquietud. Bucles de caídas y rescates. Hasta el punto de que el espectador de deportes ha quedado anestesiado por la costumbre. Es tal el alud diario de estas imágenes que han acabado por generar una absoluta indiferencia ●