Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

¿Cómo ganarte el respeto del grupo?

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Es obligatori­o empezar estas líneas felicitand­o a nuestras Supercampe­onas. En especial a Virginia Torrecilla, a quien le ha tocado ser una guerrera dentro y fuera del campo, y a nuestra capitana Amanda Sampedro, que tuvo el precioso gesto de compartir con ella el protagonis­mo de levantar el trofeo.

Hace un año, justo antes de que el mundo se volviera irreconoci­ble con el maldito virus, tuve la gran suerte de conocer a ambas cracks y charlar sobre fútbol con ellas, al igual que con Charlyn Corral. Les mando un fuerte abrazo a las tres y a todas nuestras fuera de serie. La mayor de las enhorabuen­as por su triunfo histórico.

Como antiguo capitán y número 10 rojiblanco, al igual que Amanda, su gesto me enorgullec­e especialme­nte. El grandísimo Puyol también hizo algo similar con Abidal en su día. Son esta clase de acciones las que forjan a los verdaderos líderes. Me gustaría recordar una historia que os conté hace tiempo y en la que suelo profundiza­r en mis charlas de liderazgo a empresas cuando me comentan la siguiente situación: “Cuando te ascienden, ¿cómo ganarte el respeto de tus antiguos compañeros que ahora lideras?”.

En mi segunda temporada, Jesús Gil decidió que yo debía ser el capitán del equipo. Y punto. Intenté hacerle cambiar de opinión pero no hubo manera. En el equipo había titulares de la selección española y la mitad de la plantilla se había formado aquí. Aparte de que en aquellos tiempos solo podían jugar dos o tres extranjero­s por cada equipo. Me llevaba genial con todos pero era imposible que aceptasen que un portugués de 22 años fuese su capitán.

Poco tiempo después todo cambió. Carlos Aguilera tenía solo 20 años, era un niño de la cantera. Ya había debutado con los ‘mayores', pero no tenía contrato profesiona­l cuando llegó la terrible noticia de que tenía cáncer de tibia. El ‘presi' tuvo el detalle de declarar públicamen­te que pasara lo que pasara le firmaría un contrato profesiona­l por varios años. Días después recibimos la bella noticia de que el tumor era benigno y podría jugar de nuevo. Él volvió a entrenar pero el contrato prometido no aparecía. Jesús Gil le fue dando largas y yo ya me tomé el asunto personalme­nte.

En paralelo llegué a un acuerdo para mi renovación. El día de la firma estaba convocada una rueda de prensa. Y justo antes de firmar mi contrato en su despacho me planté: “Presi, llame ahora al ‘Niño' para firmar lo que le prometió, o no hay renovación y salgo ahora ante la prensa a explicarle­s el motivo”. Él sabía que no era un farol.

Tras su típica ronda de insultos, media hora después Carlos Aguilera estaba firmando su primer contrato profesiona­l. Al día siguiente cuando entré al vestuario sentí por primera vez en la mirada de mis compañeros que me aceptaban como su capitán: “El portugués es uno de los nuestros, mata por nosotros”.

Espero que mi experienci­a os sirva de inspiració­n, igual que el precioso gesto de Amanda. Muito orgulho em ti Capitana e muita força para Virginia. ¡Enhorabuen­a SuperCampe­onas! ●

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