Un contradiós de pura cepa
ace un año, sólo un año, el 6 de febrero de 2020, la afición de la Real tocó el cielo con las manos después de que su equipo derrotara al Real Madrid tras 90 minutos de puro fútbol, con un Isak descomunal y un final taquicárdico que aportó las dosis de épica que le faltaba a una noche imborrable. Lo que ha pasado en estos 12 meses no lo podía idear ni el más disparatado guionista de películas catastróficas de Hollywood embriagado de absenta. Nos metieron en casa sin poder salir por una pandemia mundial que de momento gana todas las batallas, retrasaron la final de Copa con la excusa de poder celebrarla con público y 14 meses después será sin afición en las gradas, y ahora la Real tiene que jugar en otro país un partido en casa de Europa League ante el Manchester United que ya iba a ser sin público. Es un contradiós porque es el club txuri urdin el que tiene que buscar a contrarreloj un lugar en Italia, Mónaco, Rumanía o más allá por una cepa extendida en el Reino Unido, aunque a corto plazo será la dominante también por estos pagos. El Gobierno español prohíbe los vuelos desde la isla por la llamada variante británica del ‘covid-19' y la Real, por orden de la UEFA, se debe apresurar a buscarse la vida en apenas tres días para hallar un lugar en el mundo en el que jugar un partido excepcional, de los inolvidables. Desde luego, ahora sí que lo será. Sin afición, tampoco importa tanto jugar fuera o en casa, pero, dadas las circunstancias y con Inglaterra en situación de alto riesgo, los dos partidos de la eliminatoria deberían jugarse en campo neutral ●