Europa: el fruto prohibido
a expatriada eliminatoria contra el Manchester United simboliza que la Europa League está de nuevo aquí. El pueblo se agarra con todas sus fuerzas al potente grado de atracción de medirse a un campeón de Europa. Faltaría más. El síntoma de emparejarse con un mastodonte del fútbol por una plaza en octavos de final es inmejorable. Delatador de una espléndida salud deportiva. Y eso que jugar en Europa es convivir con una serie de riesgos. La Real los ha tenido que soportar, su entrenador lidiar con una factura importante y los jugadores, someterse a una carga endiablada. Imanol eligió cambiar de alineaciones por sistema cuando la Real se jugó el todo por el todo para clasificarse en Europa. Desde finales de noviembre hasta la victoria en el derbi de Nochevieja, la Real se dedicó a la Liga con alineaciones pobladas por jugadores secundarios, amén de tener que prescindir de Silva y Oyarzabal por lesión. La agónica alegría de Nápoles convalidó la apuesta por la Europa League, pero la caída en picado en el campeonato fue un manifiesto de sobrecarga en el trabajo. Más aliviada, la Real ha aparcado las rotaciones en la Liga durante los primeros cinco partidos del año. En mes y medio sólo ha sufrido una derrota contra el Sevilla y lleva tres partidos seguidos sin perder. El resurgir contra el Cádiz, el mejor Oyarzabal , la versión imparable de Isak ola reaparición de Silva elevan las expectativas. La clave es cómo afrontar ahora la convivencia con Europa, un producto tan delicioso que puede convertirse en ‘fruto prohibido' ●