Unos cuantos valen por 20.000
➔ Los seguidores realistas de Sevilla compartieron ilusión y tensión horas antes del encuentro en la sede de la Peña Nazarena, cerca del estadio
➔ La hinchada realista fue feliz en pijama y pantuflas. Lo celebró a lo grande, pero en el interior de su domicilios. La final de ayer fue histórica por muchos motivos, pero sobre todo por la ausencia de aficionados por primera vez en la historia de la Copa. Desde el graderío sólo se oyeron los gritos del silencio de una parroquia que vivió su pasión y atravesó por toda la gama de tensión desde casa. Se esperaba que La Cartuja, un estadio enorme para 60.000 espectadores y feo por fuera, gélido por dentro con la sordina de la pista de atletismo ahora tapada, albergara en torno a 22.000 seguidores de cada uno de los finalistas; pero la pandemia provocó que en su lugar se colocaran tifos y lonas de grandes dimensiones, un fondo con motivos txuri urdin y protagonismo para Aitor Zabaleta, otro para el Athletic.
En representación de la marea txuri urdin, una pequeña colonia de seguidores realistas afincados en Sevilla y alrededores se reunió a mediodía en una esquinita del a ciudad muy cercana al estadio de La Cartuja. Fervor txuri urdin, nervios y mucho sentimiento. Los aficionados realistas de Sevilla se citaron el día de la final en la sede de la peña Nazarena, una de las dos de la escuadra guipuzcoana en la capital andaluza para compartir vivencias y sobre todo ilusión. Cánticos, gritos y mucha esperanza en alzar la Copa ante el eterno rival se trasegaron con las cervezas servidas por Txema Carrasco, irundarra afincado en Sevilla y dueño del bar La Esquinita del