Marea ‘blue’ hacia Wembley
➔ La afición del Chelsea se volcará en el estadio londinense para la final del domingo de la Carabao Cup, frente al Liverpool, tomada como el ‘salvavidas’ de una temporada decepcionante
Sólo han transcurrido dos años del último título ganado por el Chelsea, en los Emiratos Árabes. Aunque parezca más lejos en el recuerdo, no ha sido un período particularmente largo, aunque sí lleno de vicisitudes negativas para los glamurosos ‘blues’ del suroeste de Londres. Un vaivén de entrenadores y jugadores, arrastrado por una inversión de más de mil millones, ha marcado este periodo intenso y turbulento para rejuvenecer el equipo. Por eso la final de la Carabao Cup del domingo, en Wembley, frente al Liverpool, va a ser muy especial, porque su siempre visceral afición, hoy sin fútbol europeo, ansía recuperar el orgullo perdido en la élite continental.
Corría el 12 de febrero de 2022 cuando el Chelsea conquistó la cima del fútbol mundial en el estadio Mohammed Bin Zayed de Abu Dabi, punto cumbre en la trayectoria de un club enriquecido con el dinero y la inversión exterior. De aquella alineación titular campeona sólo sobrevive el capitán, el brasileño Thiago Silva (39 años) y otros cuatro jugadores más en la plantilla, Reece James, Colwill, Chilwell y Chalobah . El ejercicio de la memoria ayuda a entender el tamaño de la revolución emprendida tras la llegada del inversor estadounidense Todd Boehly y Clearlake Capital, para relevar al oligarca ruso Roman
Abramovich.
La ruptura con el pasado es una de las difíciles tareas encargadas a Mauricio Pochettino, artífice de que el domingo los ‘blues’ vuelvan a disputar otra final. Le ayudaría mucho ganarla al argentino, para afianzar su nuevo proyecto, que cuenta con muchos fichajes jóvenes, y aliviar así la presión de los resultados. Su mala suerte en las finales va en su contra. Perdió dos con el Tottenham Hotspur, una precisamente frente al Chelsea (2015), también en la Carabao Cup. El técnico, de manera reveladora, ha pedido más tiempo para afianzar el rendimiento de este Chelsea totalmente renovado y muy irregular. Viene arrastrando dos temporadas de malas decisiones deportivas y tumbos desconcertantes.
‘The pride of London’
Cantando su popular himno ‘Blue is the colour’, los seguidores del Chelsea –más de 35.000-desfilarán hacia Wembley, al noroeste de la ciudad, para apoyar a su equipo, y dejarse notar. Presumen de ser el club londinense más ‘chic’ y distinguido, el único en ganar la Champions League (2012 y 2021), y por eso también disfrutan haciéndose llamar ‘the pride of London’ (el orgullo de Londres), aunque el de más popularidad y con más seguidores de todas las capas sociales siga siendo el Arsenal. Su acérrimo rival del norte cuenta con una gran colonia de simpatizantes en todo el planeta y especialmente en EE.UU. Por ese arraigo, rivalizan y compiten.
Está siendo para el Chelsea una temporada difícil y desconcertante. Según piensa Pochettino, aliviado por la final y porque el equipo ha dado muestras ya de estar muy vivo, la mejora en los resultados no ha supuesto un gran cambio en la atmósfera que rodea a los aficionados y en los partidos de Stamford Bridge. El técnico de Santa Fe lo atribuye “a 18 meses de insatisfacción”, que se remontan a la época de Graham Potter como entrenador y al período interino de Frank Lampard. El argentino cree que durante los seis meses que lleva en el club “estamos pagando ahora el efecto del año y medio anterior”.
Hace menos de un mes, el Chelsea de Pochettino caía batido claramente en Anfield por su rival del domingo, el Liverpool (4-1). En la Premier, les separan 25 puntos. Esa distancia, marcada por la reciente derrota, hablaría de un claro favoritismo de los ‘reds’ de Jurgen Klopp, pero han acumulado lesionados y hay ahora síntomas de reacción en los ‘blues’ de Londres que animan a que no sea así. Entre ellos, el empate arrancado ante el Manchester City, en el Etihad (1-1), en un partido que estuvo muy cerca de ganar y en el que Pochettino supo combatir muy bien a Guardiola por primera vez.
La ‘Conference League’
El mal menor del título de la Carabao Cup en Wembley sería la clasificación europea para la
Conference League, que llenaría el vacío de esos dos años duros del Chelsea. Pochettino sabe el valor de este título para una temporada que no ha cumplido las expectativas, tras reforzar la delantera con Nkunku, Jackson, Mudryk y Sterling. Los ‘blues’, que son décimos en la Premier, tendrían al menos el consuelo de agarrarse al regreso a un torneo europeo, para mitigar así el clima de desilusión. Esta final supone también un posible desquite frente a los ‘reds’, de la doble derrota por penaltis en la FA Cup y en la Carabao Cup, ambas del 2022.
La nueva visita a Wembley tiene, además, algo de premonición. Puede ser en el futuro su estadio durante algún tiempo, el ‘segundo hogar’, si consiguen tirar adelante y ejecutar el proyecto de remodelación y construcción de un nuevo estadio. Stamford Bridge está obsoleto y el Chelsea necesita miles de millones para desbloquear un proyecto de cambio ahora frenado por discrepancias con los socios y el ayuntamiento londinense. La opción de jugar dos años en Wembley está sobre la mesa y la barajan los copropietarios Todd Boehly y Behdad Eghbali, aunque supone un enorme problema por las raíces que tiene el club en el corazón del barrio de Chelsea, lugar emblemático para sus seguidores por el encanto de su entorno, con las estilosas tiendas, negocios y restaurantes de King’s Road y South Kensington.
‘Keep the blue flag flying high’ (Mantén la bandera azul volando alto) cantan habitualmente los seguidores del Chelsea en Stamford Bridge, o allá donde van. Aunque enfrente emerja otra vez el todopoderoso Liverpool, tienen otro día para entonarlo y volver a disfrutar, dos años después