Lo vamos a celebrar
Los tres últimos partidos no han ofrecido argumentos suficientes como para acometer el tramo final del curso con el optimismo por las nubes en lo que se refiere a las opciones europeas. No es una Real catastrófica, pero tampoco brillante ni redonda. Y es evidente que, con lo que tiene, no le está alcanzando para ganar los partidos, sobre todo en casa, ni para ser solvente y continuo en su juego. Hay momentos en los que pasa por encima del rival, pero no termina de ser contundente dentro del área o marra en el penúltimo pase en ocasiones que podían ser nítidas. Perder contra el Real Madrid, ni siquiera contra este Real Madrid de los olvidados, debe representar un drama, pero sí resultó especialmente doloroso por la manera en que volaron los tres puntos. Una ocasión clara el Madrid, un gol; varias oportunidades clamorosas la Real, nada de nada. Y, cómo no, lo relacionado con la polémica arbitral, barriendo para el poderoso. Puede ser falta de Barrene a Tchouameni oese contacto puede no ser suficiente para que sea infracción. Munuera Montero, el árbitro que pita con la mochila del ‘Todo O.K., José Luis’ , no vio la infracción en vivo. Y luego sí, con las repeticiones y las imágenes muertas del monitor.
Cinco partidos restan, tres de ellos en casa, que este curso dista de ser una bendición. La Real de Imanol siempre ha respondido en el tramo final, incluso en tesituras mucho más complicadas que la actual. Y hay que confiar. Está a años luz de estar muerto, decaído o en chanclas, como la Real de 2014 cuando acabó en la fase previa. Lo van a hacer