Mundo Deportivo

Volvió y no paró... ¡faltaría más! En Argentina piensan que el Barça y Messi deben pensar en la albicelest­e por encima de cualquier otra cosa

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l estrés emocional a Leo Messi le ha venido este verano vía selección argentina, una presión brutal que sólo superó jugando con molestias ante Uruguay. Sólo le recuerdo a Leo Messi unas lágrimas ‘blaugrana’, cuando Rijkaard decidió dejarle fuera de la final de la Copa de Europa de París por el riesgo a caer lesionado. Lloró tanto que no quería recoger la medalla como campeón, tuvieron que entrar Ronaldinho y Deco a animarle y a colgarle esa medalla. Nunca más. El resto de lágrimas, demasiadas, han sido vistiendo la camiseta albicelest­e. Primero, cuando lo ninguneaba­n por no haber jugado en un club argentino, por haberse educado en otra cultura, la blaugrana, por ser un extraño pese a vivir, sentir y disfrutar como un argentino. Diego Armando Maradona nunca soportó que recogiera Balones de Oro y que le comparasen con él, con dios, ‘Lio’ era sólo un futbolista, él siempre sería el más grande.

Ha llorado tanto por Argentina que las últimas lágrimas tras perder la final de la Copa América en USA - un torneo por cierto ‘trucho’, inventado para generar business- deberían haber sido las últimas , pero no, ama demasiado a su país. Sí, lo ama, por eso jugó sobrecarga­do ante Uruguay, con problemas en el aductor izquierdo, sabiendo que podía romperse si no bajaba el ritmo. Y se ha roto ante el Atlético, después de disputar cuatro partidos tras el parón de seleccione­s y marcar cinco goles. Pero en Argentina les parece mal. “Volvió y no paró”, dicen, contando los minutos que ha jugado Leo con el Barça como si el club blaugrana hubiera cometido una aberración. Como si al regresar del partido ante Uruguay, Messi hubiera tenido que descansar pensando en el próximo Perú-Argentina y en el Argentina-Paraguay que marca el inicio del mes de octubre.

Se atreven incluso a más, a pensar que si Leo arriesga puede llegar a estos dos encuentros, plantarse con la albicelest­e, sin importarle­s que esta lesión le hará perderse al menos tres partidos con la camiseta del FC Barcelona, el club que le ha mimado desde los 13 años, que ha secado sus lágrimas cada vez que regresaba de Argentina con la cabeza gacha, que le ha encumbrado a lo más alto del fútbol mundial, que le ha dado todo lo que puede pedir un futbolista como Messi y que ha recibido a cambio la fidelidad del más grande, el placer de disfrutar cada partido del futbolista total.

Leo necesita ahora descanso, cuidar esa lesión porque sabe que esta vez fue el derecho, pero el izquierdo se queja. El Barça necesita a Messi para los grandes partidos, como el de Champions ante el Manchester City. Y que Argentina deje de ‘joder’, que diría Serrat. Porque la pelota está en el campo del Barça, donde debe jugar Leo, Lio, Lionel. Por cierto, contra el Alavés empezó en el banquillo, la idea era que descansara todo el encuentro... Aquí piensan en él

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FOTO: EFE Leo Messi celebra un gol ante Uruguay en el reciente triunfo premundial­ista
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