El Valencia gana al Alavés y la leyenda de Voro crece
Un autogol de Laguardia y un inocente penalti de Torres, claves en el triunfo ‘ché’
La leyenda de Voro como apagafuegos del Valencia se agiganta. Cuatro veces han recurrido a él y cuatro veces ha sacado al equipo del lío. Tendría fácilísimo postularse y acierta negándose a hacerlo. Ayer, con él en el banquillo y tras un mes de amargas penas, el Valencia se llevó la primera alegría de la Liga aunque necesitó de una doble dosis de suerte para hacerlo. Su suerte fue la desgracia del Alavés. Un gol en propia puerta de Laguardia en la primera parte y un inocente penalti de Torres en el tramo final le condenaron (2-1).
El conjunto de Mauricio Pellegrino llegaba invicto y demostró tenerelmentónduro.Serecuperódel autogol de Laguardia con un tanto de Torquero, aguantó las embestidas locales en la segunda parte y con Llorente y Femenía amagó con darle un nuevo revolcón al Valencia pero cuando Parejo anotó desde los once metros el segundo de los locales ya no tuvo tiempo para nada.
Voro dio seguridad al Valencia
Arrancó el Valencia inesperadamente tranquilo. El influjo de Voro le dio al equipo la seguridad que no había tenido con Pako Ayestarán y el equipo atacó sabiendo que la zaga estaba en su sitio cubriéndole las espaldas. Deyverson y Torquero la pusieron a prueba pero pasó el primer examen.
Al Valencia le faltó remate pero se encontró con un regalo que le hizo el trabajo. Tras un buen centro de Gayá, Laguardia batió a Pacheco, su propio portero, de un certero cabezazo. Con el marcador a favor, el Valencia cedió el balón al Alavés y el conjunto vasco lo aceptó sin complejos sabiendo que la transformación defensiva local no podía ser tan completa como para dejarle sin ninguna oportunidad. Y así fue. Porque aunque Mangala se multiplicó para abortar las jugadas de peligro en un córner al filo del descanso llegó la desconexión local. Medrán se olvidó de seguir la marca de Torquero y el vasco remató de cabeza a placer lejos de los guantes de Alves.
El miedo recorrió Mestalla
El miedo volvía a recorrer Mestalla. Pero el paso por los vestuarios y la salida de Mina revitalizó a los locales, que buscaron con ansia los tres puntos. Con ganas pero sin orden, lo que facilitó las cosas a la poblada defensa visitante. Además, un par de cabalgadas de Kiko Femenía y el peligro que constantemente generaba Llorente recordó al Valencia que Deyverson seguía con la caña preparada y que cualquier despiste extra podía acabar con un nuevo mazazo.
Y con el miedo recorriendo la espalda de los valencianistas, Bakkali caracoleó en el pico del área, Torres picó y Parejo hizo más grande desde los once metros la leyenda de Voro