Esto es Disneylandia
Esto es Disneylandia”. La expresión la empleó Luis Enrique hace ya mucho para describir el privilegio que supone estar en el Barça. Eso no significa que el técnico culé sea el primero que sepa que las temporadas no son siempre y en todo momento perfectas, o mejor dicho, no lo son nunca, incluso aquellas dos que acabaron en triplete. Lo que sí es perfecto es el recuerdo que queda de las historias que acaban bien. Es entonces cuando las dificultades del camino, resueltas satisfactoriamente, o se olvidan o incluso se glorifican. En el Barça del triplete 2008-09, el partido que más euforia generó fue seguramente el peor de aquella época, el del ‘Iniestazo’ al Chelsea. Y en el Barça del triplete 2014-15 se suele explicar aquel éxito en la catarsis global que provocó la nefasta tarde de Anoeta.
Viene a cuento toda esta introducción por lo curiosa que ha resultado la interpretación de esta semana, por lo visto sin tener en cuenta que está inmersa en un inicio de año de exigencia casi inhumana para el Barça. De entrada, se le tildó de “victimista” cuando debe ser el único equipo de la historia del fútbol que, habiendo marcado dos goles, le validan solo uno y se va del lugar del crimen sin denunciar nada. El argumento más socorrido, leído y oído, es que “si el Barça hubiera ido ganando por 0-2 ó 0-3 no echaría de menos ese balón que entró medio metro en la portería del Betis”. O sea, Disneylandia.
Sigamos. Cualquiera que aterrizara de un lugar remoto el miércoles a las once de la noche, pusiera la radio y, sin saber el marcador, escuchara los análisis del Atlético-Barça, seguramente creyó que los azulgrana estaban ya eliminados de la Copa. Y sí, es verdad, en uno de los estadios más difíciles del mundo, el Barça no dominó al anfitrión del minuto 1 al 90 y sólo ganó 1-2. Otra vez Disneylandia.
Queda el Athletic. Despacharlo 3-0 no basta porque la primera parte fue farragosa. En resumen, Luis Enrique tenía razón: el Barça es Disneylandia