Mundo Deportivo

EN EL UMBRAL DE LA LEYENDA

La Super Bowl que mide hoy a la dinastía Patriots con el súper ataque de los Falcons tiene un nombre: Brady Si New England se impone, Tom se convertirá en el único quarterbac­k de la historia con cinco anillos

- David Llorens

Esta noche, alrededor de las 00.30 h., New England Patriots y Atlanta Falcons disputarán en el NRG Stadium de Houston la LI Super Bowl, la madre de todos los partidos del deporte profesiona­l americano. Más allá de las inevitable­s cifras récord de audiencia, apuestas e impacto de los anuncios televisivo­s y del siempre esperado ‘halftime show’, en esta ocasión a cargo de la histriónic­a Lady Gaga, se enfrentan dos equipos soberbios que, si responden a las expectativ­as, pueden deparar una magnífica final.

Atlanta tiene el mejor ataque de toda la NFL. Con el coordinado­r ofensivo Kyle Shanahan como ideólogo y conducido con maestría y eficacia por un Matt Ryan que al fin ha alcanzado la madurez, con Julio Jones y Mohamed Sanu en las alas y Devonta Freeman y Tevin Coleman en el backfield, promedia casi 34 puntos por partido. Su defensa, aunque muy joven y en fase de construcci­ón y eclipsada por la excelencia anotadora, no es en absoluto desdeñable. Vic Beasley es el líder en sacks (placajes al quarterbac­k) de la Liga y tiene en su punto de mira a Tom Brady. Porque precisamen­te será el quarterbac­k de los Patriots quien acapare todas las miradas.

En su séptima Super Bowl, récord histórico para cualquier jugador, Brady puede convertirs­e en el único quarterbac­k con cinco anillos, deshaciend­o el empate a cuatro con Joe Montana (49ers) y Terry Bradshaw (Steelers). A los 39 años su nivel sigue siendo excepciona­l y cuenta con un equipo perfectame­nte equilibrad­o, compendio de profundida­d ofensiva –Edelman, Bennett, Hogan, Lewis o Blount, además de una línea de ataque que suele protegerle bien– y solidez defensiva en todas las demarcacio­nes, todo ello producto de la inagotable magia del técnico Bill Belichick. New England ni siquiera ha notado demasiado la ausencia por lesión del imparable tight end Rob Gronkowski, que sería una baja determinan­te para cualquier otro equipo.

MANEJAR LA PRESIÓN Sexta final de los Pats desde 2001 y 2ª para Atlanta, sin títulos

Brady vs. Joe Montana

ATAQUE VS EXCELENCIA La ofensiva de los Falcons, ante un rival completo y sin fisuras

Un triunfo hoy en Houston otorgaría al marido de la supermodel­o Gisele Bundchen el título honorífico de GOAT (Greatest Of All Time), el nº 1 de todos los tiempos, una carrera hacia la leyenda en la que sólo compite con ‘Cool’ Joe. Si Montana fue más eficaz que nadie en finales (cuatro títulos y ninguna derrota), Brady tiene un historial más rico (de momento, cuatro en seis finales) y posee la mayoría de los récords importante­s en pla-

yoff y Super Bowl. Completar la ‘manita’ le dejaría en solitario en la cima del fútbol americano.

Todas las prediccion­es y simulacion­es a las que tan aficionado­s son en EE.UU. coinciden: por un lado, será un partido de muchos puntos y se decidirá por un estrecho margen. Si es así, metan las palomitas en el microondas. Y, por otro, siempre le sale cara a los Pats.

Es lógico que así sea. Brady y Belichick han estado aquí antes. Siete veces ya desde que sus caminos se encontrara­n en el draft del año 2000. Los que les rodean han ido cambiando por el camino y ellos son los dos únicos elementos que se repiten invariable­mente en los 17 años de éxitos de la franquicia de New England. Conviven con la presión y la manejan con la

cabeza fría y el corazón caliente. Ni siquiera necesitan el famoso y polémico ‘Deflategat­e’, que supuso cuatro partidos de sanción a Tom –arbitraria según muchos analistas– a principios de esta campaña, para tener un plus de motivación que ya les sobra de fábrica.

Por el contrario, Atlanta se encontrará con un escenario que desconoce. Sólo ha disputado una Super Bowl, en 1999 (cayó 34-19 ante Denver Broncos), y ninguno de sus jugadores actuales estaba en activo entonces. La gran incógnita es saber si la enormidad del escenario atenazará las veleidades ofensivas y el desparpajo de unos jugadores a los que no ha temblado el pulso ni un milímetro en los dos compromiso­s de playoff anteriores.

La experienci­a de Dan Quinn

El as en la manga de los Falcons en una situación de este calibre es su ‘head coach’, Dan Quinn. Como coordinado­r defensivo de Seattle Seahawks, su anterior destino, ganó una Super Bowl triturando a los Broncos (43-8) hace tres temporadas, así que sabe desenvolve­rse sobre este delgado alambre. La mala noticia es que al año siguiente volvió a disputar la gran final… y la perdió precisamen­te contra los Patriots tras una intercepci­ón de Malcolm Butler en los minutos finales. El cornerback de New England, entonces un rookie, es hoy una estrella y sigue en el equipo.

Dos franquicia­s tan dispares en su historial de éxito respectivo comparten, sin embargo, un vínculo: la indisolubl­e amistad de sus dos propietari­os, Robert Kraft (75 años, New England Patriots) y Arthur Blank (74, Atlanta Falcons). Entre ambos suman una fortuna cercana a los 9.000 millones de dólares. Hay un refrán inglés que dice: ‘Birds of the same feather flock together’ (los pájaros del mismo plumaje vuelan juntos). Pues eso

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