Mucho fichaje, un titular
Han pasado varias horas desde el final del naufragio a orillas del Sena. Nos hemos quedado en París con mi mujer, en plena celebración del día de los enamorados. A veces soy así de cumplidor. Estoy en la terraza del Hotel Montaña, en la exclusiva avenida del mismo nombre, frente a Palace Athénée. Por esta zona en la que están objetos de lujo, no parece que hayan llegado los ecos, positivos o no, de lo que pasó la noche anterior.
A veces uno piensa, inconscientemente, que por un caos futbolístico se va a caer o parar el mundo. Luego miras alrededor y la vida sigue, la gente se preocupa de sus cosas, trabajo, familia y somos a menudo, ciertos medios informativos los que analizan o destrozan una situación deportiva.
Sin embargo, cuando le das vueltas a lo que recuerdas del día anterior, tengo sensaciones contradictorias. Reconozco que la exhibición de los parisinos, la rapidez, calidad, entrega y todo lo que queráis, superaron de lejos cualquier visión de los propios jeques cataríes. La demostración futbolística de los locales fue muy superior a la que mostró el Bayern hace años en un resultado igual de 4-0. ¿Qué hizo el Barça frente a estos bólidos humanos? Hizo o pudo hacer muy poco.
Nuestro equipo resultó desmantelado al desaparecer el medio campo. Los ataques que iniciaban atrás los locales al recuperar el balón llegaban al área del Barça en superioridad total y así se sucedieron las ocasiones de gol que pudo llegar a ser goleada.
Unai logró aislar los tres atacantes Messi, Suárez, Neymar, del contacto con el balón. Daba pena ver a Busquets, atribulado, intentando, sin conseguirlo, tapar agujeros, a Iniesta sin contacto con la pelota, solo, y Gomes voluntarioso como alma en pena, sin saber dónde estaba ni qué estaba sucediendo.
Esto y más es lo que vimos creo, o no vimos, en un estadio lleno con público muy activo e influyendo de forma importante en el ambiente. Horas después le comentaba a mi mujer, ahora mismo en Barcelona es todo negativo, que si hay que cambiarlo todo, entrenador y jugadores e incluso directivos. Son las primeras horas, reacciones, no pasa nada. Le dije que pronto se hablará de la remontada. Y así fue. ¿Es posible? En fútbol, como me dijo
Menotti, nunca digas esto es imposible. Tenía razón. Por tanto, hace falta cierta calma ahora. Es evidente que nuestra plantilla tiene tres condicionantes claros.
Por un lado, un poder resolutivo liderado por Messi, de alto voltaje. Por otro, un grupo que sufrió la pasada temporada por falta de buenos recambios y ha incorporado desde enero del 2016 a ocho jugadores muy caros, eso sí, pero no se ha reforzado como debía para dar un paso al frente. Los nuevos juegan mayoritariamente partidos contra rivales débiles, pero ninguno, salvo quizás Umtiti, ha cogido sitio en la alineación del primer equipo.
El tercer condicionante es que en París se alinearon Piqué, Busquets, Iniesta, Messi y Suárez, medio equipo, sí medio equipo, la base del mismo, con una edad entre 29 y 32 años. Cuidado, nadie está acabado, pero juntos fueron desbordados por la intensidad del adversario.
Esto es lo que veo bajo el sol, a 18 grados y la Torre Eiffel dando vueltas. No hay que romper nada, hay que empezar a analizar y quizás cambiar el modelo deportivo del club, no del juego o del equipo. Me voy al Bateau Mouche. Seguiremos
De los ocho últimos fichajes solo Umtiti se ha hecho con un sitio en el once titular