Creo en Michel

Han pasado dos jornadas de la victoria del Barça en el Clásico, pero se estrecha el cerco de posibles tropiezos del Madrid que neutralicen el partido de más, que los blancos guardan como comodín. Los de Luis Enrique deben ganar todos los puntos en juego para poner la máxima presión a un rival que sufre más en casa con los titulares, que fuera con la “segunda unidad”. Con la exigencia de compatibilizar este final de curso con unas semifinales de la Champions contra un rival tan farragoso como el Atleti, de los cuatro partidos que a los blancos les restan en Liga, en tres podrían dejar puntos, ante Sevilla, Celta y Málaga. Todo apunta a que será difícil que los de Zidane pierdan la supuesta renta en un solo duelo, por lo que habrá Liga hasta la última jornada.

Como en aquellos apasionantes finales de primeros de los 90 en que el Dream Team ganó dos de sus cuatro Ligas gracias a dos tropiezos seguidos del Madrid en Tenerife. Por aquel entonces, Valdano, técnico chicharrero, estaba tan bajo sospecha como ahora Michel por su pasado blanco. Pero maletines al margen, de los que el argentino no quiso saber nada, la profesionalidad de Jorge prevaleció sin olvidar que en el primero de los desenlaces, con 0-1 suplió en el minuto 24 al portero Agustín, otro ex madridista, porque su actuación no le merecía confianza.

Las palabras de Al Thani, calificando a los catalanes de ”escoria”, han sido impresentables y merecedoras de una sanción dura. Incluso Michel se ha metido en el algún jardín queriendo reafirmar su madridismo, pero lo cierto es que hay que creer a ciegas en su credibilidad como técnico. Porque si no, con qué ojos podría mirar a sus futbolistas y decirles que se dejen ganar. Michel tiene una espina clavada con el Madrid, de donde salió como técnico por la puerta de atrás, ninguneado por Florentino y sería hora de sacársela