AL ROJO VIVO
Nibali dio el primer triunfo al ciclismo italiano en la etapa reina ante Mikel Landa, nueva maglia azzurra Faltan cinco etapas y la clasificación se comprime: Dumoulin (1º) tiene a Quintana a 31” y a Nibali a 1’12”
Siete años y un día después de su primera victoria en Asolo, Vincenzo Nibali logró ayer en la etapa reina su séptimo triunfo en el Giro tras cinco participaciones, dando por fin al ciclismo italiano una victoria en el Giro del centenario y comprimiendo con su éxito todavía más la general a falta del sprint final de la Corsa Rosa. Tras la jornada reina de 227 kilómetros, entre Rovetta y Bormio, con el Passo del Mortirolo en el km 84, el Passo Dello Stelvio (km 143,5) y el de Giogo di S. Maria, en el km 202, el Giro se pone más emocionante que nunca, después de un emotivo día en el que se guardó al principio un minuto de silencio en honor al piloto de motos Nicky Hayden, a la atleta de triatlón alemana Julia Viellehner y las 22 víctimas del atentado de Manchester.
Finalizada la 16ª etapa se dibuja un final de carrera apasionante, con Tom Dumoulin (Sunweb) defendiendo con uñas y dientes el liderato, con 31” de margen sobre Nairo Quintana (Movistar) y 1’12” sobre Vincenzo Nibali (Bahrain-Merida).
Dumoulin, parada histórica
Dirección de carrera y los directores de los equipos estudian al detalle las etapas, los lugares donde el rival puede flojear y donde sus líderes pueden atacar. Pero después la carretera es la carretera y siempre suceden inesperados, tal como se vio ayer con Dumoulin. El líder estaba superando la etapa sin apenas dificultades, cuando a poco menos de 30 km de meta se vio en la obligación de detener su bici, quitarse el cas- co y el maillot tan rápido como pudo y hacer sus necesidades. La duda estaba en saber si este incidente era algo pasajero o no. Por fortuna para él sólo fue un ‘apretón’ y después de una defensa numantina la maglia rosa sigue estando en su poder. Pese al incidente estomacal la carrera no se detuvo. Los gallos seguían a lo suyo, pedaleando con vistas a reducir las diferencias con Mikel Landa , Steven Kruijswijk y Jan Hirt, protagonistas de la gran escapada del día que se inició en las rampas del Mortirolo, que coronaría en primera posición Luis León Sánchez, en homenaje a Michele Scarponi.
Viendo que se les echaban encima, Landa atacó en los últimos kilómetros de las ascensión final. Por detrás Nibali y Quintana protagonizaron una bonita batalla. Ambos atacaron, hasta que Nibali dio el hachazo definitivo. Sabía que tenía a Landa a tiro, y que dadas sus dotes de bajador si cazaba al de Álava tenía muchos números de imponerse en Bormio. A falta de 12 km Nibali enlazó con Landa y ambos colaboraron para llegar a meta y jugársela, después de culminar una bajada final de casi 22 kilómetros, en la que Vincenzo no estuvo exento de algún susto. Tampoco lo hicieron mal Quintana y Dumoulin, cada uno dentro de sus posibilidades. Landa sabía que el último kilómetro le perjudicaba, al ser en llano, con varias curvas enlazadas. En una de ellas Nibali, inteligente, se dejó caer y se puso a rueda de Landa, que cuando vio como el italiano le superaba ya se temió lo peor.
La cima Coppi, para Landa
Tras 6h24’ agotadoras ‘El Tiburón del Estrecho’ logró por fin el primer triunfo para Italia en este Giro, a su lado, Mikel Landa entró golpeando el manillar, en un gesto de rabia, sabiendo que se le escapaba la ocasión de sumar su tercera victoria parcial. Le quedó el consuelo de vestir la maglia azzurra, aunque el objetivo del día era llevarse la cima Coppi, el punto más alto del Giro, lo que ya hizo en 2015.
Al final, y pese a que se quedó cortado, Quintana entró sólo a 10” de Nibali, y Dumoulin lo hizo a 2’17”. El rostro del holandés no podía esconder el cansancio y el estrés al que se vio sometido. Sí, Quintana y Nibali se acercan a la maglia rosa, a 31” y 1’12”, pero la ‘Mariposa de Mastricht’ sobrevivió en un día en el que otros no hubieran levantado el vuelo, y todavía queda el sprint final, con varias etapas decisivas