¿El balón o los números?
Nadie diría que el Barça disputa hoy una final de la Copa del Rey. La pérdida de la Liga ante el eterno rival, la poca entidad del rival en comparación con anteriores como el Sevilla, el Athletic o el Real Madrid, las noticias acerca del próximo entrenador y los diversos asuntos judiciales han enfriado a una afición que por primera vez en muchos años no ha agotado las entradas que tenía a su disposición.
Desde estas líneas, tampoco ayudaremos. Aprovechando que uno de los temas de la semana ha sido la Acción de Responsabilidad presentada por Sandro Rosell contra la junta de Joan Laporta en 2010, recupero una teoría defendida desde hace años y válida para el futuro. Con independencia de que la Audiencia de Barcelona haya rechazado el recurso presentado por el club azulgrana y exonerado a Laporta y otros cuatro directivos y con independencia de las diversas opiniones que puedan existir sobre la gestión entre 2003 y 2010, hay una reflexión que debería ser mandamiento: el análisis de una gestión no puede basarse en la contabilidad, en la cuenta de resultados.
Primero, porque los clubs deportivos no son empresas que tienen como objetivo ganar dinero sino títulos, que no aparecen en los balances. En segundo lugar, porque se prescinde del antes y el después. Laporta, por ejemplo, heredó en 2003 una plantilla de UEFA y cedió en 2010 el mejor equipo del mundo con diferencia, con el podium del Balón de Oro y el técnico más admirado del planeta. Solo por eso ya estarían justificados 49 millones de pérdidas.
Y por último, porque los números no pueden ser prioritarios al balón. El lunes, el Barça anunciará el fichaje de Ernesto Valverde. Podría ocurrir perfectamente, y esperemos que así sea, que el técnico apostara por La Masia como ha hecho con Lezama y decidiera prescindir de jugadores que han ofrecido un rendimiento pobre. Entre ellos, por ejemplo, Digne, André Gomes, Arda o Alcácer, que han costado 130 millones de euros y que generarían unas cuentas negativas extraordinarias. ¿Deben las pérdidas contables reducir las peticiones de un técnico que inicia su etapa en el club? ¿Deben las amortizaciones convertirse en una hipoteca para los entrenadores? ¿Debe la junta alargar de forma artificial la etapa de fichajes fallidos? No
La amortización no debe alargar artificialmente la etapa de un fichaje fallido