El ‘hipster’ salvaje
El irlandés ha encumbrado las artes marciales mixtas
“Cada vez que gano, pulverizo a mi oponente. Soy el mejor luchador del planeta. Me gano la vida en un juego brutal, peligroso. El objetivo es infligir daño. Y yo me divierto y me gano la vida haciéndolo”. Es la declaración de principios del lenguaraz Conor Anthony McGregor (14 de julio de 1988), el hombre que ha disparado la popularidad de las artes marciales mixtas (MMA) y su vehículo cada vez mejor organizado, la UFC. Ahora se ha metido en un buen lío, desafiar a una leyenda del boxeo que jamás ha perdido. “Le patearé el culo”, dice este ‘hipster’ salvaje, icono extremo de la moda y símbolo de una especialidad que ha mezclado elementos del boxeo y las artes marciales para componer un producto extremo, con combates de gran dureza, que cultiva la imagen de gladiadores de sus protagonistas, y que ha tenido un innegable impacto en muchos aficionados.
Sobre el octógono, McGregor es un pegador impenitente. Sus golpes pesan, y exhibe una ferocidad que ahora debe traspasar al boxeo ante el mejor. Fuera de él, es “el mayor icono de la moda de Irlanda”, dijo de él el diseñador Patrick Bourke, y Conor es famoso por lucir impecables trajes clásicos. Caso único en la historia, es a la vez campeón de peso pluma y ligero simultáneamente en la UFC, son famosos sus knockauts pero, a diferencia de Mayweather, ha conocido la derrota tres veces.
Crecido en un barrio modesto de Dublín, fue fontanero antes que luchador. Lleva toda la vida con la misma novia, se autorregala un Rolls Royce y gasta dinero en caprichos lujosos. Y nadie le calla. “A mí lo único que me interesa es vestir bien y patear el culo de mis rivales”. Habrá que ver si eso vale con Mayweather
Icono de la moda, una bestia en el octógono y provocador en cada mensaje público