“En el Barça me sentí como Dios”
Schuster rememoró en TV3 su etapa azulgrana, los buenos momentos y los malos: la lesión y Sevilla
Cuando van a cumplirse 37 años de su debut azulgrana en el Camp Nou, Bernd Schuster fue ayer el invitado en el estreno del programa ‘Quan s’apaguen els llums’, de TV3, que repasa la vida de deportistas de élite tras su carrera, con dirección de Lluís Canut. Schuster, ya con seis nietos de los cuatro hijos de su primer matrimonio además de dos ‘peques’ con el actual, repasa su etapa en el Barça, donde afirma haberse sentido “como Dios”. Recuerda sus ‘botifarres’ tras el gol de Marcos o su ‘espantá’ en Sevilla.
A pie de césped del mismo Camp nou, Schuster rememora su debut en el Estadi, contra el Atlético: “Cuando salí del vestuario y subí las escaleras viendo la luz, me dije: ‘Ya estás donde quieres estar’. Me impresionó mucho el himno. Lo tengo claro, fue amor a primera vista. Hubo un flechazo”.
Y, sin embargo, ocho años después marchó al Madrid. Afirma que no fue venganza: “Me convenció Leo (Beenhakker)”. Pero nunca jugó bien en el Camp Nou con otra camiseta:
“No esperaba ser sustituido en Sevilla. En el vestuario, solo, recordé que Terry había pedido al presidente prescindir de mí tras ganar la Liga”
“Quedan tan dentro los años aquí, la primera llegada, lo que me ha querido la gente... Me costaba mucho motivarme”.
Repasa el secuestro de Quini, la lesión en Bilbao, “el primer mal momento de mi carrera”, y el segundo: la sustitución en la final de Sevilla. Recuerda la cara del taxista al recogerle en el Pizjuán, con chándal del Barça, y desvela por qué se fue: “En el vestuario, solo, recordé que a mitad de temporada me llegó la información, de una persona cercana al presidente, de que Terry pidió prescindir de mí tras ganar la Liga. Quería otro extranjero y el presidente le dijo que no. Cambiándome y ganando demostraba que era posible ganar sin Schuster. Vi los penatis en el hotel, con mi mujer, en silencio y pensando que yo debería lanzar el primero. Era mi responsabilidad”.
Admite que en su juego hay un antes y después de la lesión y afirma que “con Diego (Maradona) me entendía la perfección, pero todos pen- samos que Diego iba a resolverlo to- do y los demás nos echamos un poquito atrás”. Habla con cariño de Núñez, que le informó del fichaje de Cruyff para tratar de convencerle de que se quedase –“con Johan em- pezó todo”–, y afirma que “mi rela- ción con Mendoza fue fría, al contra- rio que con Núñez y Gil”. Comenta, jocoso, que “yo monté a Imperioso”.
Admite que “cambiaría algunas cosas, por ejemplo, no dejar la selec- ción” y del gol de Messi ante su Ge- tafe recuerda que “por el ruido de la gente supe qué tipo de gol era”