“UNA CARRERA LARGA DEPENDE DE SABER BAJAR”
Eneko e Iker Pou son dos de leyendas en activo del mundo de la escalada. Con muchos proyectos a sus espaldas, siguen buscando nuevos retos para llegar hasta lo desconocido.
Después de tantos años en este mundo, ¿cómo mantienen la motivación?
Eneko: Al final el tema del monte es pasión. Nos lo inculcaron nuestros padres y la hemos mantenido. Siempre buscamos mucho el equilibrio: tenemos las cosas claras y sabemos que lo nuestro es el monte.
¿Son partidarios de aquellos que buscan el ‘show’ en sus proyectos?
Iker: Es una visión diferente. Todo es respetable. Hay gente que se mueve más por la imagen, pero a nosotros hacer lo que hacemos es lo que nos ha gustado desde pequeños.
¿Cuál es el mayor reto al que se han enfrentado?
E: Cuando metes el componente de exploración y aventura es cuando la mente, el cuerpo y en general la persona va al límite. Yo diría que el final del “Siete paredes, siete continentes”, con la actividad en la Antártida. Cuando cogimos el velero desde Ushuaia hasta la Antártida y luego abrimos una ruta nueva. Lo hicimos en 24 horas de nonstop, sin paradas, ni sacos, ni nada.
Eneko, usted tuvo un momento muy tenso en el Annapurna hace unos veinte años. ¿Por qué da tanto respeto este pico?
E: Le cogimos mucho respeto a la altura y a las actividades que hacemos a partir de 4000 metros. Las medimos muy bien. En mi caso me di cuenta, e Iker también lo ha vivido, que las actividades técnicas, sobre todo a nivel de escalada y por encima de ciertos metros, hay que empezar a medirlas muy bien. En 1999 estuve con un pie en este barrio y el otro en el otro en el Annapurna. Es una montaña que se te puede caer encima en cualquier momento.
¿Cómo es la primera subida a picos así?
E: Hay que tener en cuenta que cuantos más conocimientos de montaña tienes, menos material necesitas. Los años te hacen poder meterte debajo de una montaña o de una pared impresionante y entrar con lo puesto y cuatro barritas. Para eso hace falta mucho nivel. Cuando te salen escaladas así, te quedas muy satisfecho.
Realizaron el proyecto ‘7 paredes, 7 continentes’. ¿Cuál es la pared que más les ha llamado la atención?
I: Es difícil decidirse. Una que nos hizo mucha ilusión fue la del pico virgen de la Antártida al que llamamos ‘Pico del Cielo’. Fue una satisfacción tremenda ir a la Antártida y ser los primeros en ascender un pico tan estético, que salía del mar. Me acuerdo de que era un 24 y un 25 de diciembre en un proyecto de veinticuatro horas seguidas.
E: El sentimiento al llegar arriba es inigualable. Es una pasada. Pero hay que quedarse con la vivencia en general. Los momentos de cumbre son muy pequeñitos y normalmente llegas muy cansado y tienes que bajarte.
I: Pero el hecho de llegar compensa enormemente. A veces es duro porque los preparativos requieren meses y meses de trabajo. Pero si consigues el reto que te has propuesto, vuelves a casa lleno y con ganas de estar unos días tranquilo.
A nivel de paredes, ¿qué tiene El Capitán que no tengan otras?
I: Ofrece una enorme comodidad a la hora de escalar. Es un parque nacional tan popular que las paredes en las que escalas las tienes a veinte minutos de donde dejas el coche.
La dificultad de un proyecto, ¿se mide por la altura de la pared que escalan o influyen otros factores?
E: Un poco de todo. Por ejemplo, está la envergadura de la pared, el tamaño de los agarres, la inclinación... La montaña hay que medirla siempre en el apartado técnico.
I: Al final es un conjunto grande. El clima afecta mucho, en función de dónde estés.
E: El reto hoy en día está en la exploración, la aventura y la dificultad y para eso no puedes ir a las montañas a las que va todo el mundo.
¿Cómo gestionan situaciones de máxima presión?
I: Cuando ves al compañero nervioso intentas calmarle. Si un día la cabeza no le va bien, deja paso al compañero. Y, si no le va a ninguno de los dos, te acabas bajando y lo dejas para otro día u otro año.
E: Decidimos por democracia quién lleva el peso en las expediciones. Aunque al ser hermanos la responsabilidad es mayor.
Ustedes han conocido la Antártida. ¿Qué tiene de especial?
I: Hay un silencio que no se aprecia en otros sitios. Es algo mágico.
E: Es el lugar más auténtico en el que hemos estado con mucha diferencia.
¿Han tenido que renunciar a algún proyecto por ser los riesgos demasiado grandes?
E: Hemos bajado de un montón de sitios. La carrera larga de un escalador depende de saber bajarte. Como no sepas tomar esa decisión y te pueda lo que se vaya a decir de ti o lo que te sigan los sponsors o los medios de comunicación... Hay que bajar porque lo importante es tu vida.
¿De qué se sienten más orgullosos y qué retos les quedan?
I: De llevar veintitantos años al pie del cañón. Es difícil. Para el futuro, estamos inmersos en el proyecto ‘4 Elementos’. Identificamos aire, tierra, agua y fuego. Pusimos a prueba el viento con una escalada en Patagonia. Este verano hemos hecho la etapa del agua en Perú y ahora estamos buscando a ver dónde hacer la etapa del fuego.
¿Es muy complicado obtener patrocinadores?
E: Sí, y lo decimos nosotros que se presupone que estamos en una situación ideal, con apoyo y los mejores sponsors que se pueden tener. El fútbol, que nos gusta, tira desgraciadamente demasiado en este país.
Y, ¿compensan tantos sacrificios para luego jugarse la vida?
E: Es nuestro modo de vida. Si me pudiera jubilar haría exactamente lo mismo. La única diferencia sería que no tendríamos que rendir cuentas a nadie. Tener una pasión tan fuerte en la vida como la nuestra es un motor diario que te hace levantarte de la cama con ganas de hacer algo.