Es la estabilidad, tonto
Un Barça sin conflictos innecesarios es el mejor pasaporte para alcanzar los éxitos que el club necesita
Hace una semana en esta misma sección se recordaba que el partido de Anoeta de la temporada 2014-2015 significó un electrochoque para el FC Barcelona y no sólo a nivel deportivo –enfrentamiento en el vestuario -, sino también a nivel ejecutivo y técnico –salida de Andoni Zubizarreta- y a nivel social –convocatoria de elecciones-.
A diferencia de aquella temporada 2014-2015, que empezó de la peor de las maneras para, paradójicamente, terminar con un triplete, esta temporada todo parece ir sobre ruedas para el FC Barcelona.
Superado el shock de perder ante el Real Madrid CF una Supercopa española, competición a la que nadie da importancia cuando se gana, la gestión del actual entrenador, Ernesto Valverde, está siendo lo mejor que le ha pasado al Barça en mucho tiempo.
Con el Real Madrid a 16 puntos en la clasificación de la Liga –y con un partido menos para los madridistas-, el reciente fichaje del jugador brasileño del Liverpool FC Philippe Coutinho parece ahora un regalo celestial. El hecho de que el ex jugador del Liverpool FC haya llegado lesionado es un dato relevante y digno de análisis porque pese a esta anomalía no se ha registrado tormenta alguna.
La lesión de Coutinho es un ejemplo muy claro del momento en el que vive el club. La noticia no ha provocado ninguna crisis, una situación que contrasta con la vivida aquella temporada 2014-2015 cuando se decidió fichar a Thomas Vermaelen, con una lesión que resultó más complicada de lo que se creía y que provocó un calvario profesional y mediático para el jugador belga, para el cuerpo técnico y los directivos y ejecutivos que decidieron ficharle.
Vermaelen, ahora un pilar potentísimo de la defensa de Valverde y todo un jugadorazo, se fichó en un autocar en Helsinki, tras una larga discusión sobre si era adecuado o no hacerlo, debido a su lesión.
Se estaba terminando el plazo y el FC Barcelona se encontraba en la capital finlandesa, donde iba a jugar un amistoso contra el HJK Helsinki. Pese a que había voces que se mostraron contrarias a contratar al entonces defensa del Arsenal FC, Zubizarreta y el propio presidente asumieron la decisión en el autocar camino del estadio olímpico de Helsinki.
El jugador belga, efectivamente, estaba lesionado, pero interesaba desde el punto de vista técnico. Había que reforzar la defensa. En la vida hay que tomar decisiones y se optó por ficharle. La historia es conocida, Vermaelen vivió un calvario que afortunadamente parece haber terminado.
Al Barça le sobra la presión negativa que suele entorpecer la gestión del club y que suele complicar la toma de decisiones. Hay que simplificar la gestión, el día a día del club, y hacer entender a todos los seguidores que los éxitos para un club como el Barcelona se valoran o se miden a la larga, no en el corto período que va de un partido a otro. Es la estabilidad, tonto, podría decírsele a alguien empeñado en mantener un continuo enfrentamiento y una interminable y agotadora pugna social.
La llegada de Coutinho en este mercado invernal es un gran revulsivo para el club. De eso no hay duda. Con Ousmane Dembélé recuperado, el brasileño y el buen momento del equipo sólo hay que tener paciencia y confiar en el entrenador y los jugadores.
Paciencia y confianza son dos concesiones que deberían darse al mejor equipo de la última década sin rechistar. No se entiende que en Barça no consiga que club, los socios y los aficionados vayan en la misma dirección. No se explica tampoco la existencia de tantos motivos de distracción ajenos al fútbol y que se otorguen tantas escusas a quienes viven de y para la confrontación interna
Vermaelen y Coutinho ficharon lesionados, pero el ambiente tras la llegada del jugador belga era muy negativo y le perjudicó