Bouba y Marcel, una historia de película
Dos senegaleses que llegaron en patera hace cinco meses tratan de abrirse paso jugando en el Elgoibar
El fútbol vuelve a demostrar que no entiende de fronteras. Lejos de esos discursos que tienden a radicalizar una realidad tan compleja como la inmigración, en Ondarroa, Berriatua y Elgoibar han dado una lección de cooperación e integración al más alto nivel.
Boubacar Seydi (20 años) y Marcelin Ndecky (19), cariñosamente Bouba y Marcel, han caído de pie en Euskadi después de un peliagudo viaje que arrancó hace cinco meses en Senegal, les llevó a cruzar el Estrecho en patera, a andar durante tres días hasta Málaga y a viajar en camión desde Madrid hasta Ondarroa donde, con un poco de suerte, han encontrado una valiosa oportunidad de iniciar su andadura en los terrenos de juego. Empezaron en el Berriatuko hasta que Lutxo Iturrino, director deportivo del Elgoibar, les vio en acción y decidió sumarlos al proyecto que dirige en Mintxeta.
De la mano de Iñigo Alkorta, ondarrutarra que se ha volcado en su integración, y Omar Aizpuru, técnico del ‘Haundi’, se ilustra la historia de estos dos jóvenes senegaleses. “Me los encontré un día en la playa de Arrigorri, estaban jugando a fútbol para llamar la atención y mis hijos se les unieron”, arranca Alkorta. A partir de ahí, se inició una estrecha relación en la que familiares, amigos y vecinos de Ondarroa se han volcado con dos chavales que “son la leche”: ropa, comida y alojamiento en un local prestado por el Ayuntamiento. “Están muy contentos, calentitos y con cocina”, explica Iñigo. Hay otro senegalés que llegó con ellos y que está viviendo con su hermano, razón por la que acabaron aquí.
Bouba y Marcel tenían claro que el balón podía ser su salvación. “Me hicieron una carta en francés para decirme que ellos solo tienen el fútbol. Como las pretemporadas estaban empezadas, un amigo de Berriatua logró que empezaran allí”. Los pasaportes llegaron desde Marruecos, donde los dejaron antes de montarse en patera. Tuvieron suerte.
Al margen del deporte, ambos están empadronados, escolarizados y a la espera de encontrar un trabajo porque “les hace falta dinero”. Las empresas de pescado pueden desbloquear esa situación.
“Son muy disciplinados”
Omar Aizpuru y el resto del vestuario del Elgoibar que milita en División de Honor Regional está encantado con ambos, aunque reconoce que “con el idioma vamos muy justos porque apenas hablan castellano”. Eso sí, pone en valor que “son muy disciplinados y siempre tienen intención de ayudar”.
A punto de cumplirse la tercera semana de su ‘fichaje’, Omar explica que “teníamos algunas necesidades en el equipo”. Mientras tanto, el club les paga el billete de autobús para que se desplacen a diario entre Ondarroa y Elgoibar, a veces viajan en coche con Lutxo Iturrino, y también les invita a un menú para que puedan comer sin tener que gastar de su bolsillo.
Por supuesto, la ayuda se brinda fuera y dentro del campo, donde ambos están teniendo minutos y Bouba ya tiene un gol en su mochila, el que le marcó en la locura desatada en Zubieta frente al Deusto el pasado jueves (4-4). “Bouba ejerce de central, tiene experiencia y nos explicó que jugaba en la primera división de Senegal. Ha venido con la intención de desarrollar una carrera futbolística”, apunta el técnico del ‘Haundi’, mientras que Marcel “se desenvuelve como extremo”.
La afición de Mintxeta también les ha brindado una calurosa bienvenida. “Bouba ya tuvo minutos en casa contra el Oiartzun (1-0), en un partido con mucha gente en las gradas, y se llevó grandes aplausos”, recuerda Omar. De momento, Bouba y Marcel irradian felicidad porque ven el futuro cada día más brillante entre nosotros
Cruzaron el Estrecho en patera y viajaron de Madrid a Ondarroa en camión
El ‘Haundi’ les paga los desplazamientos para entrenar y jugar y les regala un menú