Mundo Deportivo

La revancha de Cristina Gutiérrez

Afronta su tercer Dakar con el objetivo de entrar en el top-25 tras sobrevivir a la pesadilla de la pasada edición

- Fabio Marchi

Ha pasado casi un año del terrible Dakar 2018 que Cristina Gutiérrez tuvo que afrontar. Sus amigos le llaman ‘Tortu’ de Tortuga, y el apodo no podía ser mejor, ya que su fortaleza mental le hace correr con un caparazón que le convierte en una auténtica roca. Y metida en él, va superando reto tras reto a pasos de gigante. Si en 2017 logró ser la primera mujer española en terminar un Dakar en coches, en 2018 se doctoró por su capacidad de resistenci­a. Los problemas que tuvo el pasado año en el difícil y exigente recorrido del Dakar no le derrumbaro­n. Estuvo 4 días sin dormir, pilotando incluso con alucinacio­nes, alimentánd­ose a base de plátanos y agua. Pero para ella no fue más que un gran estímulo para cumplir su objetivo de alcanzar la meta.

Nada más llegar a su Burgos natal, la odontóloga de 27 años solo pensaba en volver en 2019, pero esta vez quería hacerlo sin sufrir y a mejorando su resultado. Y Sodicars Racing y Mitsubishi España han trabajado duro para que la burgalesa escriba más páginas, esta vez alegres, en el desierto peruano.

Lo hará al volante de un coche mucho mejor, un Eclipse Cross de la categoría T1.2 que cuenta con 340 caballos de potencia, chasis tubular y caja de cambios secuencial, un paso al frente que le permite ponerse el top-25 de la general como gran objetivo, además de disfrutar de cada etapa. “Espero que no se repita lo del año pasado porque al final terminas corriendo para sobrevivir y no disfrutas lo que deberías. Fue una barbaridad. La última semana fue de locura”, recuerda a MD, aunque siempre, buscando el lado positivo de las cosas: “viví una de las peores experienci­as que se pueden tener en el Dakar y saqué el lado positivo de ello”.

Así es Cristina. Optimista, luchadora y sacrificad­a. No ha dejado de lado sus labores en la clínica familiar y a su vez ha seguido empujando para prepararse a conciencia para la carrera de su vida. “Ha sido un año de muchísimo trabajo y ahora me quiero ir ya para Perú”, expresa Cristina, que este curso llevará a Pablo Huete de copiloto y no a Gabi Moiset, que ejercerá de Team Manager debido a un gran accidente que padeció este curso compitiend­o en asfalto.

Después de una primera toma de contacto de su nueva máquina en Aragón y Guadalajar­a y unos test muy productivo­s en Marruecos, Cristina afronta segura de sus opciones la nueva aventura. “El coche está capacitado para estar entre los 25 primeros”, dice sin titubear, consciente de que en un recorrido tan difícil como el de este curso, en las dunas de Perú, puede haber sorpresas. “Ojalá sea yo”, exclama, segura de que un buen Dakar le puede acercar al “sueño de pilotar un coche oficial algún día”.

“En Mitsubishi España luchan para que la marca vuelva a tener un coche oficial en el Dakar y ojalá me tengan en cuenta para ser una de sus pilotos. En un futuro lo veo factible. Han mostrado interés, les ha gustado el proyecto. ¿Y por qué no?”. Yuta Kleinschmi­dt ya ganó el Dakar con Mitsubishi en 2001, y la piloto del Grupo Antolín, a la que no le asusta nada, cree que en un futuro puede estar preparada para luchar por estar arriba: “si tengo las mismas oportunida­des que los pilotos top a nivel de entrenamie­ntos y test, no sé si luchar pro ganar, pero por estar arriba me gustaría”

Ayudará a Laia Sanz

Laia Sanz, que acude al Dakar en motos después de sufrir una enfermedad vírica que estuvo a punto de dejarle fuera de la carrera, contará con su amiga burgalesa como una de sus grandes ayudas. Ambas han entablado una gran relación en un mundo lleno de hombres y esta vez, Cristina estará más que nunca a su lado: “Mi padre y mi hermano son médicos y estarán allí, y ya le he dicho que para cualquier cosa que necesite se le puede echar un cable, mi familia es la suya”

La burgalesa sueña con que Mitsubishi le dé un coche oficial en un futuro

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FOTO: MEDIAGÉ Cristina Gutiérrez posa con el Mitsubishi Eclipse Cross con el que competirá junto a su copiloto Pablo Huete en la categoría T1-2, una máquina que cuenta con 340 caballos, chasis tubular y caja de cambios secuencial
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FOTO: MEDIAGÉ La burgalesa realizó unos tests muy productivo­s en Marruecos

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