Zidane rescata a la vieja guardia
El galo apostó de inicio por Keylor, Marcelo e Isco, tres jugadores denostados por Solari
Zinedine Zidane regresó al Bernabéu como el hijo pródigo que nunca debió irse y a su alrededor el universo madridista volvió a gravitar con normalidad, como si la catástrofe ocurrida en las semanas previas, en la temporada a fin de cuentas, fuera un recuerdo borroso en la memoria selectiva del madridismo. Ese el llamado ‘efecto Zidane’, un emblema en la historia del club que trasciende el papel de mero entrenador. A Zizou, líder a través de su carisma, nunca le interesaron las fórmula s tácticas sino llegar al jugador, porque él siente el fútbol desde las entrañas y no desde la pizarra.
No hay más que ver la implicación y el nivel mostrados por futbolistas como Navas, Isco y Marcelo, por fin titulares después de ser denostados por Santiago Solari sistemáticamente. Su inclusión en el primer once de la segunda ‘era Zidane’ fue una declaración de intenciones del entrenador francés, fiado a las certezas que conoce de primera mano para iniciar la reconstrucción de un equipo en ruinas.
Nadie ejemplificó mejor el renacer del Madrid que Isco y Marcelo, ‘las víctimas’ de Solari. Lejos todavía de su mejor versión, la entrada de ambos otorga al equipo un plus de calidad y cuajo competitivo que el Madrid no puede permitirse el lujo despreciar. El primero marcó un gol redentor y se fue ovacionado justo después con abrazo a Zidane incluido, una imagen que simboliza como ninguna otra la transformación del estado de ánimo de todo el madridismo. Marcelo, por su parte, cerró su buena actuación con una asistencia a Bale tras una internada por el centro marca de la casa.
El conjunto blanco despachó con lo justo al Celta con una versión seria y aceptable, ni mucho menos para tirar cohetes, pero suficiente para que algunos futbolistas volvieran a reencontrarse tras muchos meses en la sombra. El Madrid selló su área con un Navas providencial en una primera mitad muy igualada e insulsa, heredera de la etapa lánguida y apática de Solari.
Al cuadro de Zidane le costó sacudirse los fantasmas de su pasado reciente, como si fuera un enfermo todavía convaleciente, pero la receta del entrenador francés en el entretiempo surtió el efecto deseado en la reanudación. El Madrid salió con otro aire, más decidido y agresivo, dispuesto a embotellar a un Celta más que digno en el arranque. No hicieron falta grandes variaciones en la pizarra ni un fútbol sofisticado, sino solidaridad, insistencia y confianza para tumbar la resistencia de un rival sin fortaleza mental.
Bale y Asensio, con permutas constantes, certificaron una mejoría sideral a los mandos del galés.
Kroos, Bale y Asensio recuperaron sus constante vitales de la mano de Zidane
Especialmente productivo fue el extremo galés, muy participativo e insistente durante toda la velada. Al mallorquín se le vio atrevido y encarador, retando constantemente a su par, especialmente por el flanco derecho. Incluso Kroos recuperó sus constantes vitales, nada que ver con el centrocampista insípido de los últimos tiempos.
Si la intención de entrenador de aquí a final de curso es recuperar las constantes vitales para iniciar la remodelación final den verano, la receta de Zidane ya ha empezado a hacer efecto