La magia de Messi
M illonaria aclamación ha merecido Leo Messi tras otra magnífica y sublime manifestación en el Benito Villamarín. El enaltecimiento, en la mejor forma de palmoteo andaluz y con la música de un coro estremecedor que aclamaba
“Messi, Messi”, no deja de ser el homenaje y al mismo tiempo el premio que jamás un campo rival había enmarcado en la memoria del más grande futbolista que hemos visto en este mundo. El magnetismo de
Messi reclama que en este enamoramiento que sentimos por su maravilloso juego acabemos proclamándolo la esencia, el perfume de este deporte. Y que muchos locutores y cronistas examinen su vocabulario e intenten describir con poemas la magnitud de la obra del fenómeno argentino.
Messi hoy en día es como el Microsoft del fútbol, el maestro que todos deseamos tener, la motivación de todos esos menores que se multiplican en distintos campos del mundo. Messi representa la medicina que cura el aburrimiento de partidos que duermen al aficionado. Messi manda, rompe defensas, ampara a sus compañeros y marca goles que merecen estar en un Museo dedicado a su persona. Se admira a Messi por la majestuosidad de su fútbol que se multiplica en belleza partido tras partido. No merece la pena mirar la historia porque es imposible hallar comparación que se le mida al encanto y a la magia de Messi. Los diccionarios tendrán millones de palabras que lleven la letra M, pero la de Messi, hoy, es la que va a misa