Un empate que no le sirve a ninguno
→ Villarreal y Atlético de Madrid firmaron las tablas en un buen partido con dominio altero del choque y buenas ocasiones para ambos equipos
El equipo amarillo pidió dos penaltis y una segunda cartulina para Álvaro Morata
→ En plena semana de debate sobre el asunto de la temporada ‘transición’ que había comentado Simeone (tiene cierta ironía que el partido fuese en el aniversario de la Constitución), ya suficientemente explicado en la rueda de prensa previa al choque del Estadio de La Cerámica, Villarreal y Atlético de Madrid comparecían en un duelo con demasiadas urgencias para la altura de la temporada en la que nos encontramos. ambos conjuntos firmaron un empate en un buen partido que tuvo distintos ciclos de dominio para uno y para otro, y que dejó un reguero de ocasiones por ambos lados, lo suficiente sustancial para haber visto algunos goles en la noche. No fue así. Faltó algo de precisión por ambas partes.
Es curioso, porque desde el punto de vista de la sensaciones, ambos equipos deberían haber salido contentos por lo realizado sobre el césped, porque el tono general de ambos fue bueno, mejor que en los últimos tiempos. Sin embargo, desde el punto de vista del resultado, seguro que ni Calleja ni Simeone se marcharon felices. Un punto que no palia las dudas que ambos tienen respecto en relación a sus objetivos. En el caso del Atlético, una constatación de que le está costando un mundo marcar. Dos goles en los últimos cuatro partidos. La única buena noticia que tras siete partidos encajando, al menos se volvió a dejar la portería a cero.
Villarreal y Atlético salieron con mucha intensidad. Durante todo el partido, el domino fue alterno. Se puede decir, que en la primera mitad, a los puntos quizás fue mejor el cuadro local. Con un gran pero, que las dos mejores ocasiones, en las botas de Joao Félix, fueron visitantes. El luso estrelló un balón en el palo tras una de esas traslaciones que ya son marca de la casa. En la otra gran ocasión del Atlético en la primera mitad, Saúl encontraba con un pase impresionante, a la carrera de Joao Félix que se plantaba delante de Asenjo e intentaba levantar el balón. El golpeo era bueno, una especie de vaselina, pero muy fuerte. Y el balón se iba alto.
Hay que destacar que Joao Félix estuvo omnipresente. Por fin asumió el rol de jugador franquicia y lo intentó de todas las maneras, incluso en demasía con disparos que podrían haberse resuelto con un pase a un compañero en mejor posición.
La mejor acción local en la primera mitad dejó algunas buenas acciones como un cabezazo de Gerard que se fue pegada al palo, pero sobre todo un trallazo de Trigueros, oblicuo a la portería, tras colocarse el balón en una especie de volea, al que Oblak tenía que responder con una estirada marca de la casa porque el balón se colaba. El Atlético fue de más a menos y acabó aculado en su portería. Al equipo de Simeone le costaba cortocircuitar las vías de abastecimiento del Submarino. Extrañamente llegaba tarde a la presión...
Nada que ver con el segundo acto, en el que los cambios (entraron Vitolo y Trippier) le dieron la vuelta al encuentro, con un Atlético más enérgico y con varias grandes ocasiones, especialmente una de Koke en el área pequeña y un remate de Lodi en el segundo palo que se fue alto. El Villarreal tuvo las suyas también pero el marcador no se movió ●