Ahora ya cuadra
En un día fue como una catarata. Se disparó desde todos los ángulos: las competiciones deben acabarse. Desde la FIFA a los mediáticos, desde los clubs a los organismos en lucha, la consigna fue clara: hay que jugar cuando sea, hasta donde sea. Todo por la pasta. Es una cuestión de dinero, nada más. De intereses. Lógico. Con un problema: la incertidumbre. Nadie sabe cuando se podrán iniciar, pero todo el mundo se ha puesto de acuerdo en que se deben jugar, aunque sea en verano, aunque la Liga comience en octubre, aunque no se sepa como se van a resolver las promociones, ni la Supercopa , ni los partidos de selección, ni una temporada apretada con Eurocopa aplazada y Juegos Olímpicos. Todavía no se han suspendido, cancelado o dadas por concluidas las competiciones territoriales amateurs como sí se ha hecho en Inglaterra, pero las competiciones no se pueden dar por acabadas ni cancelarse y preparar bien la próxima, porque hay demasiado en juego.
HAY VARIOS PROBLEMAS. UNO DE ELLOS LA
diferente dimensión económica de los clubs. Si para Barça, Madrid y de alguna forma Atlético la merma de ingresos es muy considerable, para otros cuyo presupuesto se basa principalmente (en más de un 75%) en derechos de televisión no es tanto. Todos quieren acabar, pero algunos ya han cobrado una parte sustancial. También es distinto entre los tres. Por ejemplo, el Barça está mucho más sujeto a los ingresos comerciales, al ticketing, al Museo o a las tiendas que otros. Para el club blaugrana el ingreso de derechos audiovisuales representa un 25%.
OTRO PROBLEMA ES QUE NO HAY DÍA D
Nadie sabe la duración de la pandemia y es muy probable que afecte de forma diferente a diversos países implicados en competiciones. Con la decisión de dar las competiciones por acabadas (era la mejor solución pero la que menor interés ofrece al dinero) se perdía y había que recurrir a compensarlo con la rebaja del sueldo de los jugadores, que aún se plantea. Se jugará a toda costa, cuando sea, aunque sea a puerta cerrada y con enfermos en los hospitales. Todo por la pasta. Pero ¿cuándo? ●