Setién sigue por ahora
La suerte de Quique Setién estaba echada antes de que empezara a rodar el balón en Mendizorroza. La opinión de los expertos con los que compartí el seguimiento del partido contra el Alavés, a las 5 de la tarde, como en los toros, en un tórrido 19 de julio, la opinión era unánime: el cántabro Setién no acabaría el día como entrenador del Barça. Se mencionaban posibles sustitutos. Cada gol invitaba a modificar gradualmente las predicciones. Ansu Fati y
Riqui Puig se entendían muy bien con Leo Messi, que se proclamó ‘Pichichi’ por séptima vez. Un récord. La victoria incuestionable del Barça resultaba inútil porque el Madrid ya era campeón y en el último suspiro que envió al Leganés a segunda fue beneficiado por la actitud del VAR cuando ya no la necesitaba.
Messi habló tras el encuentro y vino a decir que se había llegado a un pacto con Setién para que siguiera. Como en los viejos partidos de izquierda se había hecho autocrítica y no procedía hacer cambios cuando se está en puertas de poder competir para la Champions. Era lo más inteligente y lo más práctico. Cambiar de caballo a mitad de carrera siempre es una temeridad.
Un día habrá que explicar por qué se prescindió de
Valverde cuando el Barça iba líder. Messi y las estrellas que le rodean, desde Suárez a
Piqué, saben que un cambio de entrenador para recibir al Nápoles es un error. Sería poco serio tener tres entrenadores en una campaña. Otra cosa es quién entrenará al equipo a partir de septiembre. Todas las opciones quedan abiertas ●