La irregularidad, el principal problema
Acabó una Liga extraña, atípica, ya veremos si irrepetible, con un desarrollo competitivo extraño y con muchos detalles, algunos de ellos no tan atípicos, que han contribuido al desenlace. Efectivamente, al hablar de detalles no tan atípicos me refiero a las ayuditas de toda la vida al mismo equipo de siempre. Pero no quiero hablar de cómo los despachos siguen protegiendo al Madrid, como cuando yo jugaba, con VAR, sin VAR, con tele o sin tele, con una o con mil cámaras. Da igual. Ya encuentran la forma de justificar decisiones. Para fijarme sólo en lo que nosotros sí podemos controlar, lo que quiero reseñar es que si la Liga no ha sido del Barça ha sido, sobre todo, por su irregularidad.
El equipo azulgrana, tanto con Setién como con Valverde, ha tenido momentos buenos. Tiene razón el actual entrenador cuando los reivindica. Pero no ha sabido mantenerlos. Ha habido irregularidad de un partido a otro y también dentro de un mismo partido. No me viene a la memoria un partido completo de principio a fin esta temporada. Insisto: con ninguno de los dos entrenadores.
Por ejemplo, cojamos el choque que al final fue el último de Valverde, el Barça-atlético de la Supercopa. Probablemente el mejor de la temporada durante setenta minutos. Sin embargo, al final se le hizo largo al equipo. Y de la etapa más reciente, lo mismo. En el partido de Valladolid, bien al principio y flojo después. Contra el Espanyol, en casa, también.
Y si comparamos los partidos, nos encontramos con la misma irregularidad. Poco después de la buena actuación de Villarreal llegó el pésimo encuentro ante Osasuna. Hasta ese día, yo había detectado mejora en muchos aspectos del juego del Barça. El problema ha sido sostener esa mejoría.
Hemos visto un Barça sin la fiablidad de otras temporadas. Nunca sabías qué versión del equipo te ibas a encontrar o si podría mantener el nivel si la primera parte salía bien.
Otro problema que ha tenido el equipo es la pérdida de efectividad. Antes del confinamiento era el equipo con más gol. Y, de repente, en el regreso de la competición le ha costado marcar goles. Ha habido partidos en que el Barça ha tenido quince ocasiones y no las ha metido. Con más acierto de cara a puerta, la historia podría haber sido distinta. Pero cuando te desmoralizas de verdad es cuando ves partidos como el del día de Osasuna.
Otros factores que han influido es el que ya he comentado al principio de las ayuditas, que entre pitos y flautas han supuesto para el Madrid, el rival por el título, un incremento de unos ocho puntos. Y tampoco creo que jugar sin público haya beneficiado al Barça, sino todo lo contrario. Pero esta sí es una opinión personal y muy subjetiva. Son cosas que pasan y hay que aceptar.
De cara a la Champions, y precisamente por esa irregularidad del equipo, creo que hay dualidad de sensaciones. La gente sería optimista si fuese por los partidos contra el Villarreal, el Valladolid o el Alavés, pero entonces surge la duda del día de Osasuna. En cualquier caso, está por ver cómo sale el Barça en ese partido contra el Nápoles. De entrada, ellos tienen la ventaja de que en su casa jugaron con el público a favor y el Barça no podrá. Un hecho que desvirtúa la competición, porque el Barça quedó primero de grupo y tenía el factor campo como premio. Ahora, de premio nada. Pero es una piedra de toque, el partido más importante de la temporada ●