Un aroma a Merckx
Remco Evenepoel gana subiendo, gana contrarreloj, gana atacando desde lejos -sí, lo que ninguna estrella hace en el ciclismo desde que apareció el maldito ‘pinganillo’ para someter a los corredores a lo que les dicten desde el coche-, es rápido llegando, tiene clase... y solo 20 años. En Bélgica, el país que alumbró al mejor ciclista de la historia, se frotan las manos porque cada paso en la carrera del último prodigio del pelotón recuerda a Eddy Merckx. Incómoda mochila: nadie, desde la retirada del ‘Caníbal’ en 1978, ha podido ni acercarse a un ídolo cuyas gestas parecían imposibles en el ciclismo de hoy. Hasta que llegó Evenepoel.
El próximo Giro de Italia, en el que, si nada se tuerce, su equipo, Deceuninck, alineará a Evenepoel, servirá para descubrir si, además de todas las cualidades que ya se le conocen a Remco, el ‘enfant terrible’ del ciclismo tiene también motor suficiente para una vuelta grande de tres semanas, o se queda en el perfil -extraordinario, por otro lado- de un Sean Kelly, un Valverde o un Jalabert, corredores completísimos a lo que les faltó resistencia para domar, por ejemplo, al Tour de Francia.
Evenepoel, quizá por juventud, no sabe lo que es dosificarse, le quema su talento y le pierden las ganas. Así, sin reservarse, ha ganado de una tacada, antes y después de la pausa del coronavirus, las vueltas a San Juan, Algarve, Burgos y Polonia, confirmando lo que se lleva diciendo de él desde que comenzó a competir en bici, extrañamente tarde, a los 16 años, después de haber descartado una prometedora carrera como futbolista en las categorías inferiores del Anderlecht. Con 18 ya era campeón mundial junior de ruta, y el año pasado, con 19, en su debut profesional, dejó boquiabierto al pelotón con, entre otras cosas, la plata en el Mundial contrarreloj y una extraordinaria victoria en la Clásica de San Sebastián. “Nunca me he encontrado con un talento así”, asegura el francés Julian Alaphilippe.
De hecho, va más rápido por ahora en la búsqueda de la gloria que el propio Merckx, del que pocos recuerdan que fue neoprofesional con 20 años, un año mayor que el debut de Evenepol, pero ese primer año, a la sombra del entonces intocable Rik Van Looy, el jefe de su equipo, apenas destacó, y fue al año siguiente cuando ganó su primer monumento, Milán-san Remo, y a los 23 (1968) cuando se apuntó su primera ‘grande’, el Giro. Al ‘Caníbal’ ya le han preguntado mucho por su supuesto sucesor, y parece molesto con la comparación. “Por supuesto que tiene talento, pero el camino aún es largo. A veces parece pensar que ya lo logró. Espero que cumpla con todas las expectativas, pero
La exhuberancia de Evenepoel recuerda al ‘Caníbal’: como él, quiere ganar todo
primero tendrá que comer muchos sándwiches”, dijo Merckx en mayo sobre la nueva perla.
Y Evenepoel, que parece no tener abuela -no gustó un gesto de prepotencia suyo al entrar ganador en una de las etapas de Burgos-, contestó: “Es Merckx, mira lo que hizo en su carrera, tiene derecho a poner a la gente en su lugar, pero sé que lo estoy haciendo bien. El equipo está satisfecho. Eso es lo más importante”. Atentos, pues, al Giro, porque Evenepoel no sabe correr si no es para ganar ●