A Arteta le han dejado solo
El Arsenal ha desmontado su estructura deportiva para regresar al modelo Wenger
→ En 2020, un año infausto para el mundo, el Arsenal cambió el entusiasmo por el desaliento. De ganar la FA Cup y la Community Shield a verse al borde del abismo, tan solo seis puntos por encima del descenso durante algunas semanas. Y Arteta, protagonista de la sonrisa que regresó al Emirates, se vio incluso en duda, desprotegido en un club que decidió desmontar su estructura deportiva en verano para restituir el modelo de Wenger.
Sin embargo, ese guiño al pasado no comulga con las ideas que se pusieron en marcha cuando el alsaciano dio un paso al lado en 2018. Con su adiós, el entonces CEO del Arsenal, Ivan Gazidis, convenció a la propiedad del club -la familia Kroenke- de la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos. De dejar atrás la figura caduca del manager, representada en Inglaterra por Wenger o Sir Alex Ferguson, y dividir el trabajo por roles.
Originalmente ese plan no nace de Ivan Gazidis sino de una propuesta que le hizo Raül Sanllehí en un encuentro informal que tuvieron en la ECA. Pocas semanas después de esa conversación, el ex del Barça se incorporó al Arsenal y en junio de 2018 empezó la metamorfosis de un equipo que iba a sostenerse por cuatro patas: el entrenador, el director de la academia, el director de operaciones y el director deportivo.
La primera temporada de Emery en el Emirates se salvó con nota. Se quedó a un punto de entrar en Champions y fue finalista de la
Europa League. Aunque poco después perdió el control sobre el vestuario y en diciembre de 2019 fue destituido. Arteta fue su sustituto: “A Mikel le fue como anillo al dedo tener toda esa estructura a su alrededor, con Edu como responsable deportivo, para centrarse exclusivamente en su labor”, explica una fuente a Mundo Deportivo.
Sobre todo porque Arteta regresó a su casa sin mucha experiencia en un banquillo. Sin embargo, entró con buen pie en el Arsenal y la comunión con el vestuario era absoluta. Hasta mediados de marzo, cuando el COVID desató una crisis sin precedentes. El club se vio obligado a establecer un plan de choque agresivo: bajó el sueldo a los futbolistas y echó a 55 empleados a la calle.
Las cosas se torcieron sin remedio: “La familia Kroenke entró en pánico. Tiene cinco franquicias en distintos deportes: en la NFL, la NBA, la NHL, la MLS y la Premier League”, recuerdan. El virus, que por entonces era indomable y desconocido, puso en jaque las cuentas de explotación de los propietarios de un Arsenal inquieto. Desde América, Stan Kroenke envió a Londres a su abogado de confianza, Tim Lewis, para que supervisara las medidas que se iban a tomar para reducir el impacto de la pandemia. En el club, sin embargo, no se esperaba que la estructura deportiva que se confeccionó y aprobó en verano de 2018 fuera a saltar por los aires: “Regresar al modelo de antes no tuvo que ver con un tema económico sino con un tema de ego”, se escucha en las oficinas de Londres.
El Arsenal se desprendió de Raül Sanllehí porque su cargo, simple y llanamente, desapareció. Arteta quedó desamparado por todas esas decisiones. El donostiarra pa- só a absorber bastante más poder del que hubiera querido tener: “Es una víctima más. No le correspon- de el rol que le han dado y ahora se ha quedado sin cobertura. Es el primero de infantería”, dicen.
Se ha invertido la relación jerárquica. Hasta hace poco Arteta re- portaba a Edu: ahora es al revés. El manager se encarga de comuni- carse con los Kroenke para abor- dar una renovación o para discu- tir la llegada de un fichaje. Hasta verano de 2020 eran Sanllehí y Edu quienes se encargaban de esa face- ta que ahora distrae a Arteta, que tiene que dedicarse a otros asun- tos más allá de entrenar.
Como manager, a Mikel se le ha puesto una mochila demasiado pe- sada. El triunfo en el derbi ante el Chelsea descargó mucha presión en el Emirates y el Arsenal empe- zó a creer, a crecer y a encadenar buenos resultados, aunque aún se ve lejos de Europa: “Echar a Arte- ta sería otro error. Si ahora traen a Allegri, o a quien sea, el club va a debilitarse porque tendrá que em- pezar de cero”, subraya gente cer- cana a Mikel. La mala racha en di- ciembre fue el reflejo de una serie de cambios que han empoderado a Arteta sin pretenderlo, un mana- ger al que han dejado solo ●
El donostiarra ha pasado a tener mucho más poder del que hubiera querido tener